19 --- Sigo aquí.
Emilia se hizo pronto con este otro tiempo que le
tocó vivir, se repuso, cogió fuerzas y un paso tras otro, siguió adelante.
--- Dime dónde vas, no puedes engañarme, tú no te
has maquillado así para que te veamos en la oficina. – Enri la seguía por el
ancho pasillo intentando poder cogerle el paso y ponerse a su altura, Emilia lo
apretaba cada vez más y procuraba que no pudiera darle alcance porque si no, le
vería la sonrisa maliciosa que delataba que estaba disfrutando como una enana.
--- Ya te he dicho que no puedo decirte nada. Sólo
voy a hacer unos recados.
--- ¿Qué recados son ésos? ¿Por qué no me lo
dices? ¿Tienes una cita? ¿Con un hombre?
Emilia aguantaba la carcajada, gustaba de gastarle
bromas, sabía que se habían hecho casi inseparables, él iba tras ella como un
perrito faldero y ella le buscaba cuando no le veía. Todas las tardes, al dejar
la oficina, se había convertido en costumbre estar un rato en el bar de la avenida, tomando
una copa y charlando, otras veces Emilia le invitaba a cenar a su casa y a ver
pelis clásicas, a poder ser, dramas llorones.
Era confortador saber que tenía amigos otra vez y entre ellos, uno muy
bueno.
--- Sí, con un hombre.
--- ¿Con un hombreeee? ¿Y por qué yo no sé nada?
--- Tú no tienes que saberlo todo de mí
necesariamente.
--- ¿Por qué dices eso? ¡¡Esto sí, esto sí!!
Emilia sabía por el tono de voz, que Enri se iba
cabreando, podía ver, sin mirarle, cómo su entrecejo se fruncía y arrugaba a la
vez los párpados. Está bien, daría por terminada la broma.
Frenó en seco el apresurado paso y se dio la
vuelta, Enri no contaba con eso y
malhumorado como iba, no midió la distancia… chocó de frente con ella y le pisó
un pie con todo el peso de su cuerpo.
---¡¡Ah, que daño!!
--- Lo siento, lo siento, pero ¡avisa hija!
--- Y ahora ¿qué más quieres saber?
--- ¿Quién es ese hombre, le conozco?
Emilia, no se podía contener y empezó a reír con
ganas.
--- Claro que le conoces, eres tú, cotilla
--- ¡¡Qué mala eres…pero qué mala!!—él también
reía.
--- ¿Y adónde vamos?
--- De compras.
--- ¡¡Fenomenal!! Me encanta.
--- Lo sé, y a mí. – Jajaja—
Enri se colgó de su brazo y los dos salieron riendo del edificio.
Recorrieron varias tiendas de las mejores
marcas, Emilia se lo podía permitir y de
vez en cuando se daba ciertos caprichos, a los que ella llamaba “premios de
consolación”
Llegaron a
su casa agotados, soltaron las bolsas por el suelo y se dejaron caer en el
sofá:
---Descansemos un momento y luego prepararemos
algo de cena ¿te parece?
--- ¿No estás demasiado cansada? Creo que es mejor
que me vaya y quedamos para cenar otro día.
--- No, si no te importa, quédate, por favor.
--- Desde luego que sí, Emilita, sabes que no me
espera nadie en casa –jajaja—
--- Gracias, Enri, no sé por qué, esta noche
quiero ponerme melancólica.
--- Sabes que me tienes, pero no quiero verte
triste.
Enri lo sabía todo de Emilia, siempre le fue
sincera, cuando su amistad empezó a ser importante para los dos, le quiso hacer
partícipe de lo acontecido en su pasado y por lo que fue a parar a esa ciudad.
Le hacía bien tener a alguien que supiera todo lo
malo que había hecho y que le siguiera viendo como a una querida amiga. Enri
había sido todo un hallazgo.
Hablaron largo y tendido de todo un poco, pero
inevitablemente, Eloísa siempre aparecía en la conversación tarde o temprano.
--- El mes que viene es nuestro cumpleaños, no me cogerá
el teléfono tampoco y yo necesito que sepa que sigo aquí, queriéndole y
echándole de menos aunque el tiempo pase.
--- No te martirices, algún día lo hará, ya verás,
y si no lo hace, tienes que pensar que has sido tú la que ha hecho todo lo posible
por seguir siendo hermanas olvidando el daño recíproco.
No quiero que te sientas sola, Emilia, --intentó
quitarle hierro al asunto—seguiré siendo un cotilla pesado… tu sombra a veces,
pero no te dejaré sola nunca a menos que me lo pidas.
--- Ya lo sé, Enri, eres lo mejor que me ha pasado
desde que vine, me gusta tenerte cerca, pero por favor… sin pisarme…
Los dos rieron y Emilia, conseguía una vez más,
con su ayuda, saltar el bache… esperando
que cada vez fueran menos profundos.
Enri había resultado ser casi un setenta por
ciento de lo que dejó atrás, se comportaba como tal… como un hermano, la
quería, se preocupaba por ella y jamás, después de todo lo que había escuchado,
se atrevió a juzgarla, sólo se limitó a decir que todos teníamos causas
pendientes pero que ninguno éramos nadie para juzgar a nadie y que el tiempo se
haría cargo de las penitencias que cada uno quisiera imponerse a sí mismo.
--¡Entrañable Enri!—
Terminaron los dos dormidos en el sofá, agotados
de andar, de llorar y de hablar de lo que sentían tan dentro y que necesitaban
dejar escapar de vez en cuando.
En un reloj lejano, dieron cuatro campanadas… ¿o
fueron cinco?
Continuará
Menudas vueltas está dando el asunto de capítulos anteriores a los de ahora, sobre todo este último. Vamos que los personajes están viviendo como en una nube o un sueño, esperemos que el despertar no los devuelva a las odiseas de antes.
ResponderEliminarBesos yeste lima.
Pronto saldrás de dudas, Rafa, pero te prometo que seré buena y no los cabrearé más.
EliminarBesos.
Lo que está claro es que aunque ha pasado el tiempo, Emilia echa de menos a su hermana, dormida y despierta, antes y ahora...me tienes en ascuas.
ResponderEliminarBesicos.
Ya queda muy poquito, Ana.
EliminarEs bonito que la familia se eche de menos cuando está lejos, es señal inequívoca de que hay cariño por medio.
Besotes, Ana.
¡¡Cómo me alegro!! La vida siempre vuelve a florecer, por muy duro que haya sido el invierno siempre pasa y llega la primavera de nuevo. ¡Vivan Emilia y Enri y el tiempo que todo lo cura!!
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EliminarFernando, yo sí me alegro de que seas tan positivo, eres estupendo.
Abrazo grande.
Cómo tira la sangre. Se ha alejado de su hermana y no hace más que hablar de ella. Lo de Enri ¿como un hermano? y ¿por qué le molesta tanto si ella va a ver a otro? Creo que ahí hay tema.
ResponderEliminarBesos.
EliminarNo creo que haya tema, él es homosexual declarado y sí, tienes razón, la sangre tira mucho pero si he de decirte la verdad creo que a veces no une tanto como debería.
Besos.
Dicen que el pasado siempre vuelve y, aunque yo no me lo he terminado de creer del todo, puede que sea verdad. Enri sin duda (parece) una buena persona no solo para Emilia, sino para cualquiera!
ResponderEliminarUn beso.
ResponderEliminarUn amigo así debía existir en la vida de cada persona ¿verdad?
Cualquiera sabe cuándo volverá el pasado y con qué intenciones.
Besos, Imaginativa.