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INMERSA EN: NADA ENTRE MANOS....ESPERANDO GANAS.



miércoles, 21 de enero de 2009

Una Historia Real

Era joven, risueña, de cara bonita, simpática y muy alegre, las amigas la llamaban "cascabelito". No se le veía nunca enfadada, siempre tenía una sonrisa en los labios y siempre estaba dispuesta a reír y a hacer reír a los demás, no le importaba tener que pasar por payasa en ocasiones con tal de animar la reunión.

Siempre llena de vida, contagiaba sus ganas de disfrutar y de vivir.... eran los 17 años más hermosos que habían conocido hasta entonces. Salía y entraba asiduamente con el mismo grupo de amigas. "Cascabelito" no podía faltar, si ella no iba en la reunión, las demás se sentían incompletas, no era igual la diversón.

Un día comprendieron que algo estaba pasando por la cabecita de Cascabel.... sus ojos brillaban con más intensidad que nunca, su mirada se perdía en cualquier punto a la vez que a sus labios asomaba una tímida sonrisa y a sus mejillas un color espontáneo. Sí, por fin lo comprendieron.... Cascabel se había enamorado. De momento, no les quiso decir a sus amigas quién era el hombre elegido.

Fueron unos meses, -sólo unos meses-, en los que Cascabel vivió pensando, soñando y amando tan intensamente que parecía querer agotar su vida en ese sentimiento.

Pero el final llegó: No confió en sus amigas, no les quiso decir quién era el hombre al que le había entregado su amor... hasta que fue demasiado tarde. Era un familiar de una de sus amigas, comprometido a su vez con otra persona desde hacía años y decidido a dejarla por seguir con Cascabel.

Una vez que ambas familias fueron informadas de los últimos acontecimientos, se dispusieron a "enderezar " los pasos de los dos jóvenes.

A él le presionaron, recurrieron a su buen corazón y a su nobleza para convencerle de que no podía abandonar a su novia de tanto tiempo por una niña de 17 años.

A ella, precisamente por tener 17 y no los 18, la castigaron sin salir de su casa, con la única esperanza de que olvidara aquél capricho, que según sus padres, era lo que la había empujado a salir con un hombre ocho años mayor que ella y comprometido con otra mujer.

El tiempo fue pasando y Cascabel volvió a salir esporádicamente, pero sus salidas ya no eran como las de antes. Las amigas veían con angustia cómo el brillo de sus pícaros ojos, había desaparecido. La tristeza se había adueñado de su corazón, no le importaba nada, ya no le gustaba divertirse. A los pocos años y después de pasar por distintos estados emocionales, dejó de salir, se recluyó en su casa por completo, se negó a conocer gente, sólo quería la soledad de su habitación y de sus recuerdos.

Después de 20 años hizo el intento de nuevo, y con ayuda, consiguió salir de sus escondite y recuperar un poco del tiempo perdido. Pasó por los brazos de algún hombre, conoció algunas emociones a sus maduros 45 años, pero nunca volvió a tener estrellas en la mirada.

Él, por su parte llego a casarse, a tener hijos y a vivir una vida tan infeliz y falta de amor, que en alguna ocasión, lo mismos que le habían presionado, llegaron a decir que... "si se hubieran sabido las cosas, no nos hubiéramos inmiscuido en esa relación y quién sabe si ahora serían felices los dos" -palabras textuales-.

Cascabel sigue viviendo con la esperanza de que algún día pueda volver a verle, sigue viviendo con sus hermosos recuerdos que nadie le pudo arrebatar.... sigue viviendo con su corazón lleno de amor por el hombre que le entregó el suyo con toda el alma y sigue queriendo tener cualquier noticia de su persona como a lo largo de todos estos años.

Ahora, las amigas no saben cómo decirle a Cascabel que él ha muerto, que ha dejado de existir para siempre, que ya nunca podrá verle, ni hablar con él, ni saber de él.

Pero lo que sí saben sus amigas, es que, de nuevo, el corazón de Cascabel volverá a desgarrarse de dolor, que volverá la tristeza a su alma, que  volverá a perder su soniquete y que le seguirá amando de la misma forma que a sus 17 años... hasta que sus ojos se cierren y pueda reunirse con él.





A Gloria, con todo nuestro cariño.