Leído el título, no parecen más que los ingredientes de una receta, ¿verdad?, nada más lejos amigos, que sí... que son condimentos casi imprescindibles para elaborar cualquier guiso pero esto es, ni más ni menos que lo que me dijeron de una manera más "educada"... con mejores palabras... pero que en mis oídos sólo resonaban los vocablos que yo -y la mayoría de los presentes- estaba entendiendo... "nada, nada, ajo y agua, a joderse y aguantarse".
Sabía perfectamente que no había manera de que rectificaran pero aún así, lo intenté.
Siempre y digo "siempre" porque es así, tengo la costumbre de repasar la lista de la compra antes de salir del establecimiento, pero lo que son las cosas, no lo hice porque era tarde y me estaban esperando y porque "la ley esa rara de Murfi" a veces se cumple.
Nueve de la noche, el establecimiento cierra a las diez, mogollón de gente en las colas de las cajas y solo el diez por ciento de las cajeras trabajando...¿Porqué será?
Comprendo que estuvieran nerviosas, por lo menos la que me tocó a mí, había gente protestando por la tardanza de algunas en cobrar, se notaba que eran nuevas y no tenían mucha práctica, las pobres intentaban pasar los artículos lo más rápido posible, cosa que por mucho que se esforzaban no podían o les traía como consecuencia errores al pasarlos por el escáner.
Me tocó, no llevaba demasiadas cosas y procuré mirar el lector de artículos cada vez que pasaba uno, no debí fijarme bien, tonta yo.
Ya en la calle, mi hija, casi inconscientemente, echó una ojeada a la lista y me pregunta: "¿Cuántas cajas de leche has comprado?" en ese momento comprendí que había cometido un error al no repasar la lista justo al salir de caja como siempre, me paré en seco y cogí el ticket... ¡me había cobrado tres cajas de leche y sólo llevaba una!, debió liarse y no sé cómo... aparecía tres veces la misma cantidad, ¡¡qué "jartá" de leche!! .
Ni que decir tiene que no había quien la bajara del burro, "lo siento, señora, no puedo hacer nada"
-- Pero Carmen, (lo decía en la identificación), hace 20 minutos que he salido de aquí, ¿dónde crees que he metido las otras dos cajas de leche?
--No lo sé, señora, (eso sí, con mucha educación) no podemos hacer ninguna devolución una vez que haya salido del establecimiento.
--Si yo lo entiendo, hija, pero comprende tú que no me ha dado tiempo de llegar a mi casa, soltar las dos cajas de leche y volver con el carro lleno para reclamarte ocho euros, ¿no lo entiendes? ¡te has equivocado al marcar!
--Eso es lo que dice usted pero no puedo comprobarlo.
--Mira vamos a dejarlo así, es verdad que no puedo demostrarlo y por eso me voy con el rabo entre las piernas.
No quería seguir discutiendo, sabía que en el fondo llevaba razón, pero la sensación de impotencia que me produjo el saberme inocente y no poder demostrarlo fue... "LA LECHE".
Así que... Ajo y Agua.
Dibujo: www.photaki.es