No puede acudir a nadie, no tiene a nadie, ni vecinos cercanos, ni amigos que le acompañen en sus penas y alegrías con los que pueda compartir tardes de compras, un simple café de merienda o una confidencia de sus pesares sentimentales.
El estar siempre sola nunca ha sido para ella un problema, se acostumbró al vacío, a escuchar el silencio, a ver en la ocuridad la claridad de sus pensamientos, a sentir su cuerpo vibrar con sus propias caricias, a limitar su sed de compañía a las voces que salían de un aparato de radio viejo y ennegrecido por el tiempo...
Ese día, al levantarse, cambió su rutina inesperadamente, por norma, salía de su habitación en camisón derecha a la cocina, casi a oscuras, puesto que la edad le había concedido algunas licencias maniáticas y antes de acostarse la noche antes, dejaba persianas, ventanas y cortinas completamente cerradas....y antes de entrar al baño se preparaba una infusión. Esa mañana hizo lo contrario, fue encendiendo luces hasta llegar a la cocina, como si no quisiera andar a ciegas por temor a los obstáculos, esperó a que hirviera el agua e introdujo dos bolsitas en la taza, después al baño... abrió el grifo del agua caliente, vertió sales de un frasco y daba pequeños sorbos de su mentapoleo humeante mientras, despacio, iba dejando caer al suelo el camisón de seda que la había cubierto hasta ese momento. Se terminó el contenido de la taza, se metió en el agua espumosa sin importarle que su temperatura no fuera la adecuada para un baño relajante, ni siquiera se dio cuenta de que su piel enrojecía por momentos, sólo deseaba estar sumergida hasta el cuello y que sus ojos no pudieran ver el cuerpo desnudo sediento de contactos y de roces que ella misma le proporcionaba. Cerró los ojos y dejó la mente en blanco, no quería pensar; en ese instante y aunque sabía que era producto de su imaginación, le pareció oír el picaporte de la puerta del baño... desechó la idea, su casa estaba casi herméticamente cerrada.
Salió con cuidado de la bañera, su piel despedía vaho cálido que se fundía con la bruma que inundaba el espacioso cuarto de baño decorado con losas amarillas en las paredes, extendió la mano para coger la toalla y... lo sintió...sintió, a pesar del calor que reinaba, un calor distinto, adivinó una presencia caliente con olor a deseo y no le dio tiempo a buscar con sus ojos lo que la había estremecido. Una mano la agarró fuertemente por el pelo y la hizo caer al suelo húmedo y resbaladizo, una vez tendida e inmovilizada, notó cómo la recorrían de arriba a abajo, cómo la mordían suavemente primero y con rabia después, cómo le separaban las piernas y la penetraban.... ¡No, Dios mío, así no! lloraba y gemía...gemía y lloraba, lo había estado esperando tantos años, había ansiado vivir esos momentos que tantas veces vió en películas, había soñado con entregarse en cuerpo y alma al hombre que nunca conoció...pero no así...gritaba de dolor, así no quería... prefería mil veces morir antes de que alguien le arrebatara lo que guardaba para otro, lo que sólo ella podía tocar.....¡¡No, prefiero morir!!
Perdió la noción del tiempo y probablemente la conciencia porque no recordaba cómo había terminado todo, aunque eso era lo que menos le preocupaba, seguramente sería su recuerdo más doloroso y no le importaba olvidarlo, se incorporó como pudo, sujetándose a la barra del toallero, algo le dolía abajo, en el vientre, pero tenía que salir de allí..... Cuando ya estuvo en pie, se miró al espejo, pudo ver lo pálida que estaba y lo revuelto que tenía el pelo, se dispuso a salir de la habitación pero tropezó con algo, miró hacia abajo y la sorpresa dejó en su cara una mueca de horror...allí en las baldosas negras había un charco que destacaba por su color, rojo, brillante, húmedo... y un poco más a la izquierda, sólo un poco, estaba ella, con su cuerpo retorcido, con los ojos mirando al infinito y con varias puñaladas en el vientre..... Otra vez la oscura soledad.
Amigos, los que tengáis algo de memoria, recordaréis este relato de 2013. Perdonadme por publicar reposiciones de vez en cuando, mi tiempo ahora mismo, ni es mucho ni es propicio...
Salió con cuidado de la bañera, su piel despedía vaho cálido que se fundía con la bruma que inundaba el espacioso cuarto de baño decorado con losas amarillas en las paredes, extendió la mano para coger la toalla y... lo sintió...sintió, a pesar del calor que reinaba, un calor distinto, adivinó una presencia caliente con olor a deseo y no le dio tiempo a buscar con sus ojos lo que la había estremecido. Una mano la agarró fuertemente por el pelo y la hizo caer al suelo húmedo y resbaladizo, una vez tendida e inmovilizada, notó cómo la recorrían de arriba a abajo, cómo la mordían suavemente primero y con rabia después, cómo le separaban las piernas y la penetraban.... ¡No, Dios mío, así no! lloraba y gemía...gemía y lloraba, lo había estado esperando tantos años, había ansiado vivir esos momentos que tantas veces vió en películas, había soñado con entregarse en cuerpo y alma al hombre que nunca conoció...pero no así...gritaba de dolor, así no quería... prefería mil veces morir antes de que alguien le arrebatara lo que guardaba para otro, lo que sólo ella podía tocar.....¡¡No, prefiero morir!!
Perdió la noción del tiempo y probablemente la conciencia porque no recordaba cómo había terminado todo, aunque eso era lo que menos le preocupaba, seguramente sería su recuerdo más doloroso y no le importaba olvidarlo, se incorporó como pudo, sujetándose a la barra del toallero, algo le dolía abajo, en el vientre, pero tenía que salir de allí..... Cuando ya estuvo en pie, se miró al espejo, pudo ver lo pálida que estaba y lo revuelto que tenía el pelo, se dispuso a salir de la habitación pero tropezó con algo, miró hacia abajo y la sorpresa dejó en su cara una mueca de horror...allí en las baldosas negras había un charco que destacaba por su color, rojo, brillante, húmedo... y un poco más a la izquierda, sólo un poco, estaba ella, con su cuerpo retorcido, con los ojos mirando al infinito y con varias puñaladas en el vientre..... Otra vez la oscura soledad.
Amigos, los que tengáis algo de memoria, recordaréis este relato de 2013. Perdonadme por publicar reposiciones de vez en cuando, mi tiempo ahora mismo, ni es mucho ni es propicio...