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INMERSA EN: NADA ENTRE MANOS....ESPERANDO GANAS.



sábado, 4 de mayo de 2013

Después tú ---22---



17 --- Empezar de nuevo















Emilia, intentó distraerse con la decoración de la casa, abría cajas, organizaba cajones, ponía en orden su pequeña biblioteca, arreglaba estanterías y  vestía las paredes con sus cuadros y las habitaciones con su propia ropa de hogar… pero a veces, sus pensamientos le jugaban malas pasadas y entonces tenía que parar y sentarse a llorar, no comprendía cómo le quedaban lágrimas todavía, había derramado tantas  que sus ojos no habían dejado  de estar hinchados desde que llegó a su nueva casa. Pronto tendría que cambiar de actitud, en diez días estaría en su flamante despacho con personas a su cargo que no podían verla así, tendría que ser la de siempre… decidida, con don de mando, estricta pero alegre, buena compañera de los demás y sobre todo, con  presencia, y eso quería decir, que su aspecto debía ser fresco y descansado, su maquillaje, natural pero seductor y su mirada firme pero sin  una pizca de tristeza.



Decidió que lo haría cuanto antes, tenía que empezar de nuevo, otra vida, otros amigos, otro trabajo,  otro lugar… pero para eso tendría que cerrar una etapa amarga y emprender otro camino.



Eloísa seguía con el teléfono apagado, tal vez había cambiado de móvil. No podía recomenzar su vida sin que su hermana supiera todo lo que tenía que decirle y la única forma era escribirle  una carta de su puño y letra y que ella decidiera si quería abrirla o no.





“Querida Eloísa:



No sé con qué palabras empezar esta carta, estoy temblando como una tonta aunque  estoy casi segura de que no la leerás, si no lo haces, estarás en tu derecho, pero si tu corazón necesita, como el mío, saber… y la abres,  créeme si te doy mi palabra, --sé que para ti ya no vale nada—de que en lo que te escribo,  va mi alma.



Nos hemos puesto las zancadillas una a la otra, toda la vida, hemos querido ser siempre las ganadoras y las primeras en todo, nos hemos hecho verdaderas faenas sin tener en cuenta que lo único que teníamos, era a nosotras mismas. De nada sirve ahora reprocharnos  lo que hicimos, nos hemos lastimado por conseguir cosas tan superficiales como el alquiler de un piso. Reconozco que mi sed de venganza fue al principio lo que me movió a traicionarte, pero te puedo asegurar que nunca premedité que fuera de esa forma, no supe que tu relación iba tan en serio hasta que ya, yo misma me vi envuelta en otra paralela.  Infinidad de veces me pregunté cómo podía ser posible que no hubiérais descubierto mi doble juego, había suficientes detalles para que alguien medianamente listo se preguntara  algunas cosas, me resultaba extraño, pero a la vez, me aseguraba a mí misma que  se debía a que vuestra comunicación  era nula y que así no podía funcionar la relación.

Me enamoré ciegamente y mis sentidos ya no veían otra cosa que mi derecho a ser feliz.



Tardé en darme cuenta, pero al fin lo hice, supe que no quería hacerte daño y que desaparecería de vuestras vidas con la intención de que fuerais felices en el futuro que os esperaba. Di el paso preciso para que esto se cumpliera, si lo dudas, lo puedes comprobar. Eres demasiado importante para mí y no podía seguir adelante.



Ahora, a la vista de los acontecimientos, me explico y comprendo muchísimas cosas que no supe ver a tiempo de evitar todo el sufrimiento ocasionado.



Adiós Eloísa.

Por favor, no dejes de quererme.



                                                                       Emilia.”

                                                                       

La envió por avión certificada para asegurarse que por lo menos la recibía, otra cosa es que quisiera leerla o simplemente romperla.



Se prometió a sí misma que intentaría por todos los medios llevar la vida lo mejor posible, que procuraría adaptarse a todos los cambios que irremediablemente se le habían echado encima, aunque alguno de ellos le provocaran para siempre un terrible vacío en el corazón.



Le proporcionaron un buen recibimiento en su nuevo puesto, todos fueron muy amables y solícitos, lo que más le sorprendió es que  no tenía  secretaria  particular, sino secretario… un buen mozo de unos veintinueve o treinta  años,  muy diligente y seguro de sí mismo que desde el primer momento le cayó bien, era normal que a estas alturas de los años dos mil, no hubiera discriminación alguna de sexo a la hora de acceder a un puesto de trabajo,  pero había que reconocer que la mayoría de esas responsabilidades recaían en mujeres y además con buena presencia… ¿Por qué sería?



Su secretario se llamaba Enrique,  pero todo el mundo lo conocía por Enri, no Henry ni Riki, no, era Enri.  No se le notaba a la legua, ni tampoco en sus ademanes, pero Enri, reconocía abiertamente cuando surgía el tema, que era homosexual. Sin ningún problema.



Su eficiencia y su diligencia, primero, y después su simpatía, su agrado con ella y su saber estar, hizo que le tuviera un gran aprecio.

Con el paso de los meses, se convirtió en su primer  buen amigo. Luego ya  vinieron otros.




Continuará




8 comentarios:

  1. A ver que resultado da la carta, poco, me da la sensación, no es suficiente para esa herida.
    Besos

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    1. ¿Tú crees?. Es que ya somos expertas en heridas, jefa. Reconozco que soy un pelín rencorosa y a mí no me hubiera servido de nada la carta.

      Besos apretaos.

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  2. Esto me gusta mucho, Yeste. Hay veces en la vida que hay que cortar, que empezar de 0, de romper con todo el pasado, incluso con algunos familiares. Es como un amanecer en medio de la noche. Me alegro de que ella tuviera el valor para hacerlo y para empezar de nuevo.

    Sigo apostando por que acabará reconciliada con la hermana.

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    1. Debe costar mucho romper con todo, empezar de cero, aunque a veces es lo mejor para encontrar la paz en uno mismo.

      Sigue con tus apuestas, Fernando, a ver qué tal.

      Besos.

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  3. Bueno después de lo mal que se han llevado, lo mismo hay sorpresas y todo acaba de manso como una balsa de aceite.

    Un abrazo.

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    1. Como aquél bolero que decía...."quizás, quizás, quizás", jajaja.

      Besote.

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  4. Así que le escribe la carta y le llama tonta por no haber descubierto el pastel...no se yo si con esas maneras va a ablandar el corazón de Eloisa.
    Creo que si fuera ella-Eloisa-leería la carta. La curiosidad femenina suele ser invencible.
    Yo ya veía a Emilia consolandose con Enri... :)
    Besos

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    1. Yo no sé qué hubiera hecho, la curiosidad es muy mala, a lo mejor la hubiera abierto pero también el rencor y la rabia son malos, quizás la hubiera roto del tirón sin leerla.

      Nadie sabe ciertamente qué haría en lugar de otro.

      Besos apretaos, Luisa.

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