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INMERSA EN: NADA ENTRE MANOS....ESPERANDO GANAS.



viernes, 22 de febrero de 2013

Después tú --9--




5 --- Frenesí.










Las vidas de las gemelas seguían paralelas aunque ellas no quisieran darse cuenta.
Eloísa era feliz,  se sentía bien consigo misma y con los demás,  pero no con su hermana. Había pasado un mes desde la cena en el mirador,  su rutina en el trabajo seguía siendo la misma, no había cambiado "casi" nada, sólo que ahora sí tenía prisa por terminar su jornada y marcharse, ahora sí tenía cosas importantes que hacer que no eran quedar con sus amigos -- que también lo hacía de vez en cuando--. Era importante para ella ver a Pablo, desde aquella noche, se sentía más unida a él, se atrevía a decir que le quería  y se quedaba a dormir en su casa más de una vez. Habían decidido que buscarían otro apartamento para convivir y eso también era importante, estaban de acuerdo en que éste sí estuviera en las afueras y mientras lo encontraban, irían organizando las cosas para el próximo traslado. Eloísa pensaba que no engañaría del todo a su hermana con lo de vivir en las afueras y de esa manera no se arriesgaba a que Emilia estuviera tan cerca.

Sin embargo, la vida de Emilia sí había cambiado en algo, ya no era tan sosegada en su día a día, el trabajo seguía yendo bien pero le costaba concentrarse a veces,  lo que le suponía tener que levantarse de la silla y salir a la terraza de su despacho para tomar aire. Tenía  momentos de ahogo, de agobio, sin saber porqué desde un tiempo atrás recordaba demasiadas veces la mala pasada que le jugó a su hermana, eso la intranquilizaba, cuando llegaba a casa su pensamiento volaba martirizándola... sí, se martirizaba...sobre todo porque no era tanto el sentimiento de culpabilidad como su deseo interior de volver a experimentar el mismo morbo de la otra vez, de poner en riesgo el que pudieran descubrirla y de poner a prueba una vez más su valor y su arrojo y ¿porqué no confesárselo a sí misma? el deseo de estar con Pablo.

Algo pasaba dentro de ella, no dejaba de pensar en el novio de su hermana y se decía que si lo volvía a hacer y seguían sin descubrirla,  sería ella misma la que de una vez por todas se vengaría de Eloísa diciéndole la verdad. No estaba segura de que lo que la empujaba a la traición fuera precisamente la venganza y hacía todo lo posible para alejar de su mente la noche que Pablo la tuvo entre sus brazos.

Días después llamó a su hermana desde la oficina para pedirle que cenaran juntas.
--- No puedo Emilita, ha surgido un problema con un cliente importante y me temo que del departamento no se va a mover nadie hasta que no encontremos una solución,  pasaremos la noche en vela si hace falta ¿qué se le va a hacer?, otro día, ¿vale?, te dejo, un beso.

En cuanto que colgó, notó que en vez de sentirse decepcionada, lo que sintió fue alivio. Los engranajes de su cabeza empezaron a rodar despacio y poco a poco las malas ideas se iban apoderando de ella. No dejaría escapar esa oportunidad.

--- ¿Quién es?--preguntó la conocida voz.
--- Abre, soy yo.
Entró y se dirigió al ascensor. Esta vez prefirió mirarse al espejo y pensar, haciéndolo, que no tenía nada que envidiarle a su hermana, que había hecho un buen trabajo imitándola, pero... ¿seguro que no había "nada" que le envidiara?

La puerta estaba abierta como la primera vez pero en esta ocasión Pablo la esperaba extrañado.

--- Pero, ¿qué ven mis ojos? ¡Sorpresas te da la vida!
--- Hemos terminado antes de lo previsto, pero si quieres me voy. -- lo dijo convencida y con una sonrisa pícara--
--- Ni hablar, no te esperaba pero eso no quiere decir que no esté encantado con tu sorpresa, ahora mismo me pongo a preparar la cena, yo pensaba descongelar una pizza para mí.
--- Hazlo si quieres, yo me preparo un sándwich,  sabes que no me gustan las pizzas.--sabía que su hermana no las quería ni ver--
--- Vale, pero déjame servirte una copa de vino.

Mientras Emilia le daba pequeños sorbos al vino, miraba atentamente lo que Pablo iba haciendo en la cocina, no dejaba de sonreír y ella creyó de verdad que la inesperada llegada de Eloísa le había ilusionado.
No paraba de mirarle y pensaba que ese hombre sí sabía hacer feliz a una mujer...era lo que ella hubiera querido tener...lo que ella se merecía.







Continuará




7 comentarios:

  1. Estas dos me están llevando a una situación bipolar ya no sé quién es quién. Y Pablo o es un tonto o un aprovechado.

    Feliz fin de semana Yesta.

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  2. Esto puede acabar como el Rosario de la Aurora.
    Besos.

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  3. Madre mía! hay algo físicamente que debe diferenciarlas: un lunar, una mancha en la piel, algo! y Pablo lo tiene que descubrir porque sino...se está haciendo el tonto.

    Pero mira que son brujas estas hermanas. Se masca la tragedia... qué tensión!

    Saludos!

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  4. Y vas y te saltas el primer encuentro entre Eloísa y Pablo, que para Pablo en realidad es el segundo, que jodía, yo quería escenas tórridas y alguna sospecha o duda por parte de Pablo ¿O las tiene y se las calla? hummmmm
    Besos, nos volverás locos, lo sepas

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  5. Curioso que Pablo y la hermana malvada nunca descubrieran la suplantación.

    Hizo bien Emilia en intentarlo de nuevo, si el chico y la hermana se iban a vivir juntos ya todo sería mucho más difícil.

    Muy dura la frase final, pues muchas veces sentimos que la vida y los demás no nos dan lo que merecemos.

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  6. Como dice Macondo esto puede acabar a palos, o peor a puñalada limpia. Joder que recua.

    Un abrazo.

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  7. jajajajajajajajaja me río de comentario de Rafa que me precede....

    Lo triste es que puede que tenga razón....
    Los juegos, a veces, tiene un precio....

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