OTRO YO (Reedición)

Llega la noche y después de la cena preparo el ritual para irme a la cama. Me acuesto y me duermo, y dormida.... me despierto. Al hacerlo me doy cuenta de que no estoy sola en la cama, giro la cabeza y me veo a mi lado durmiendo plácidamente.

Me inclino sobre la figura que tengo tan cerca y sonrío.... me reconozco. No puedo dejar de mirarla, tiene un semblante tranquilo y relajado.... intuyo que está en paz consigo misma y que eso la hace dormir tan profundamente.

Le acaricio la mano, creo que debe tener frío y le subo la sábana hasta los hombros. Es en ese momento cuando pienso que no debería ser tan considerada con ella, que verdaderamente no tengo porqué preocuparme de si tiene o no, frío.

La conozco bien, sé como es.... no es buena, hace daño, siempre me ha manipulado, ha sacado lo peor de mí y por su culpa también yo he hecho daño, he sufrido y hecho sufrir..... tenía que haberla echado de mi vida y de mi casa, pero nunca me atreví... quizás porque en ocasiones me hacía compañía, me divertía, me aconsejaba y me quería.

Casi sin darme cuenta, noto cómo se humedecen mis ojos y los limpio. Vuelvo a mirarla, sigue dormida sin enterarse de nada.... mientras yo voy sintiendo un vacío en mi interior que me angustia cada vez más, noto la soledad que me invade de pronto, veo como la oscuridad se apodera de mí y entonces.... sólo entonces, comprendo porqué lloro yo y porqué es tan profundo su dormir.