- Abuela... aquí hay un sobre con algo dentro, lo tiro también?
- Mira a ver qué es.
- Es un billete de tren viejo.
- Déjame ver.
Lo sacó del sobre y aparentemente su cara no reflejó ningún interés por aquél billete amarillento y ajado por el tiempo...
- ¿Qué es abuela?
- Es una historia antigua, María, de hace muchos años.
La joven ayudaba a su abuela a sacar trastos viejos de la habitación del fondo de la casa, la que había servido siempre para guardar aquello que ya no se usaba, que estorbaba o simplemente se pretendía olvidar.
- Cuéntamela, abuela, no hace falta que me digas que no fue importante, porque en tus ojos veo que lo fue.
La mujer se sentó y su nieta lo hizo frente a ella... le acarició la mano y dejó caer el peso de su cuerpo sobre el respaldo de la butaca de tela descolorida... también dejó caer sobre él, todo el peso de sus recuerdos.
El sonido del silbato del tren anunciando la llegada a la estación, le produjo un revuelo de sensaciones, el nerviosismo que sentía por el deseado encuentro, empezó a convertirse poco a poco en temor... tenía miedo, mucho miedo de ver una reacción contraria en la cara de la persona que esperaba... de ver cómo la decepción hacía mella en sus gestos.
Bajó los dos escalones que la separaban del suelo que para ella en ese momento, parecía arena movediza... su cuerpo empezó a temblar desde la cabeza a los pies, las piernas la sostenían a duras penas... sólo había avanzado unos metros cuando él se le acercó... apenas se atrevió a mirarle... sólo se dejó abrazar fuertemente.
- ¿Cómo estás?
- Nerviosa.
- No tengas miedo... vamos.
Dirigieron sus pasos a la salida de la estación y ambos sabían adónde iban.
No le importaba nada en ese momento, su miedo iba desapareciendo a medida que él le hablaba.
- Sólo puedo estar contigo unas horas.
- Lo sé.
- No me pueden ver contigo.
- También lo sé.
No era su ciudad, ella no temía que le vieran, allí no había ni marido ni familia... pero él sí y no podía arriesgar lo más importante de su vida... y ella lo comprendía.
Sólo era un encuentro. Nada más. Jamás habría nada entre ellos, sólo ese día, esas horas que para ambos significaban cosas tan distintas, ambos verían cumplido un deseo, pero ella, además, le iba a entregar, la muestra de su cariño.
Las horas pasaron, la vuelta apremiaba y la tarde llegó... y con ella, de nuevo, el horrible sonido del traqueteo del tren sobre las vías que la llevaban de regreso a la realidad, a esa vida a la que había robado un trozo para vivirla a escondidas... tan solo unas pocas horas prohibidas.
- ¿Y qué pasó luego?
- Que la vida siguió.
- Esa mujer... ¿eras tú, abuela?
- No lo sé, María, se me olvidó.
- Tal vez todo fuera un sueño.
- Pero te diré una cosa, hija, nunca te niegues al amor, porque aunque pase de largo, si el recuerdo es bonito, siempre será lo mejor.
- Sí, abuela.
Poco lo vivió en ese caso, pero fue muy intenso. Esto le puede suceder a muchas personas; amores de un rato, o imposibles, pero que marcan para siempre.
ResponderEliminarBesos.
Siempre marca, Rafa, para bien o para mal, pero siempre deja huella.
EliminarApretao
Cada día escribes mejor, cacho bruja. Es precioso.
ResponderEliminarHoy todavía más apretaos.
Tienes razón en algo.... Un poco bruja sí que soy, jajaja
EliminarPero oye, a ver si he entendido bien... ¿Quieres decir que cuanto más te gusten, más apretaos?.... Pues entonces mal camino llevamos. Jajaja
Apretaito también, Chema
Vale más un pellizco de amor que toda una vida sin sentirlo, ¿no?
ResponderEliminarPues que bonito, oye.
Me ha gustado mucho, mucho.
Besos muchos, también.
Algo así, Marinel....
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Apretaos
En casi todas las familias hay alguna historia así. Es una pena cómo a veces hay historias de amor que no pueden dar más de sí. Besotes!!!!
ResponderEliminarSon retazos de vida Álter... Solo eso.
EliminarBesos apretaos
Muy bonita historia.
ResponderEliminarSaludos
Holaaaa Concha, me alegra muchísimo saber de ti....
EliminarNos vemos pronto? En tú casa?
Besos apretaos
ayyyyy pero que bien escribe mi yaya!!!! que bonitooooo!!!!! miles y miles de besines "apretaos"
ResponderEliminarEsos son los ojos con los que me miras, Covi. Nada más.
EliminarBesines apretaos
Bonito y tierno. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Mara.
EliminarSaludos
Ahhh que bonita historia.
ResponderEliminarBeso abuelesco.
Me alegro de que te guste, Malque.
EliminarBesitos
bonita historia, creo que si la abuela tiene toda la razon, no hay q negarnos al amor, quizas dure un dia o mas pero hay q aceptarlo tal como lo q es y amar :D.
ResponderEliminarsaludos
Una historia bonita y triste, sí...
EliminarBesos.
Esa abuela dice la verdad.
ResponderEliminarHay que hacer caso al corazón.
La razón sólo nos lleva al aburrimiento.
Besos.
Por algo se dice que el corazón tiene razones que la razón no entiende, no?
EliminarAy, Xavi, la vida es que es "mu complicá" o nos la complicamos nosotros...
Besos apretaos
Hola. una historia muy bonita... y es importante escuchar lo que nos dice el corazón aunque hay circustancias que nos obligan a tomar decisiones con la mente. Seguimos en contacto
ResponderEliminarAsí es Marta, supongo que no siempre el corazón se puede salir con la suya.
EliminarGracias por tu visita.
Que bonito Yeste! A veces los encuentros mas fugaces son los que recordamos toda la vida. Se quedó en un encuentro bonito y único. Si hubiera ido a más, igual las cosas no hubieran sido así. De esta manera queda un recuerdo para siempre. Me ha encantado :)
ResponderEliminarBesos!
Sí Laura, puede que hubiera sido así, pero supongo que siempre quedaría la duda de qué hubiese pasado de ser otro el final.
EliminarBesos
Qué bonito. Me recordó una historia que me pasó a mí, que desde luego no acabó tan bien como tu relato.
ResponderEliminarCurioso: cómo a veces un pequeño trozo de papel o de tela o una flor seca nos hacen volver a vivir hechos de hace 50 o 60 años.
Siento que te haya hecho recordar algo que no tuvo buen final, pero piensa que pocas historias de este estilo terminan bien, porque están destinadas a ser retazos... Sólo retazos de vidas.
ResponderEliminarBesos apretaos, Fernando.
- Esa mujer... ¿eras tú, abuela?
ResponderEliminar- No lo sé, María, se me olvidó.
A veces casi no somos capaces de reconocernos cuando ha pasado mucho tiempo...
Besos!!
Lo que se recuerda muchos tiempo, termina siendo una duda... ¿pasó en realidad o fue un sueño?... Una pena no tener los recuerdos intactos hasta el final.
EliminarApretaos, Alberto.
Pero qué bonito... y qué buena enseñanza final.
ResponderEliminarBesitos!
Me gusta que te guste, Ali....
ResponderEliminarBesos apretaos
¿Llego muy tarde?
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo con la abuela, no al menos en la vivencia que recuerda.
Él es un cabrón, que no quiere comprometer su reputación. Ella debe ser tonta pensando que "quiere" a alguien que la esconde para tirarsela un ratito y después si te he visto no me acuerdo.
Vamos, vamos, que me han puesto de los nervios jajajajajajaj
Besos, muchos
Jajaja, sabía que tu comentario sería algo así, pero independientemente de como vea cada uno el acto en sí... Déjame decirte que nadie vive la experiencia de nadie y es difícil saber la reacción en cada momento....
ResponderEliminarLuisilla, yo te entiendo, pero debe ser difícil ponerse en la piel de los protagonistas.
Besos apretaos.
Este es uno de esos textos tan buenos y que transmiten tanto que me gustaría haberlo escrito yo. Biquiños!
ResponderEliminarGracias por esas palabras, Mandi, no sabes cómo me alegran...
ResponderEliminarBiquiños apretaos
Hay que escuchar más a los mayores y a sus recuerdos porque enseñan mucho. Esos momentos fueron fugaces, como la vida, pero lo importante fue que lo disfrutó y exprimió todo lo que pudo. Creo que muchos deberíamos aprender a disfrutar segundo a segundo.
ResponderEliminarUn beso fuerte!
Me quedo con tu última frase... "Creo que muchos deberíamos aprender a disfrutar segundo a segundo"...
ResponderEliminarBesos apretaos, Imaginativa.
Unas horas.....una eternidad
ResponderEliminarPrecioso
Besos con alas
Gracias, Leha.
EliminarApretaos
El amor todo lo puede y siempre vence.....
ResponderEliminarUn Abrazo Yeste :) .
Yo creo que no siempre, Joaquín... no siempre.
EliminarBesos apretaos
Jo Yeste.... Y si tu no te niegas pero el otro si? :(
ResponderEliminarY si el miedo nos puede?
Siempre estará el recuerdo si, pero es un recuerdo incompleto.
Un beso desde mi infierno mi niña!
Otro grande, calentito y apretao, preciosa.
EliminarOh mi niña! que historia tan hermosa.
ResponderEliminarA veces, por miedo dejamos pasar los trenes que nos traerían aunque fuera por un instante ese recuerdo increíble que no borra el tiempo, que perdura en la vida.
Pienso como la abuela, no hay que tener miedo de subirse al tren de lo imprevisto, lo furtivo... en la osadía está el triunfo.
Besitos mediterráneos.
PD: mi querida niña, quiero pedirte disculpas por todos estos meses de silencio consentido, de veros desde la distancia y leeros sin decir nada.
A veces no se puede con todo.
Agradecerte también, con todo mi cariño, que siempre hayas tenido un segundo para mi, tus palabras siempre me han hecho mucho bien. Aunque no pueda estar todo lo que me gustaría , he decidido que es tiempo de volver.
Mil besos más, mediterráneos, claro está.
Madre mía, Rebeca, qué alegría me acabas de dar, preciosa. Te he echado tanto de menos....
ResponderEliminarEncantada estoy de que vuelvas y de saber que cuando vaya de visita a tu casa, te encontraré y podré perderme entre tus palabras, siempre tan acertadas.
Pie el tiempo fuera no te preocupes, todos lo hacemos alguna vez, y yo varias.... Pero a los buenos amigos se les de menos y siempre se espera su vuelta.
Rebeca. Bienvenida.... Muy bienvenida.
Besos apretaos
Muy chulo Abu!
ResponderEliminarYa tocaba visitarte :D
Muaks!
Pues gracias por la visita, me alegro de que te guste.
ResponderEliminarBesitos apretaos
Me llega muy directo este texto Yes, ya sabes...Habrá que pararse a pensar o quizás no...a dejarse llevar ¿muy lejos? jajaja
ResponderEliminarEs cierto que una situación así, daría que pensar, debe ser difícil ser uno de los protagonistas...
ResponderEliminarSiempre se duda si las decisiones que se toman son las acertadas.
Besos