Familiarmente verídico

 Después de leer el post de Inma, estuve recordando una historia de un familiar cercano que se vio envuelto en una espiral de la que no supo salir y en la que siempre trató de vivir por encima de sus posibilidades.





Su adolescencia pasó siendo miembro de una familia de clase trabajadora, sin más,... no quiso estudiar una carrera universitaria como hubieran querido sus padres y pronto sus inquietudes le despertaron  las ansias de viajar y abrirse camino por sus propios medios.  Cambió de ciudad y fue cambiando también de empleos hasta que le llegó la oportunidad de demostrarse a sí mismo y a los demás, cuál era el puesto para el que estaba hecho...para el que deseaba estar hecho... y lo consiguió.

Logró ser un alto ejecutivo de una empresa importante, lo que acompañaba de una muy buena remuneración mensual. Empezó a viajar, a conocer a gente, a visitar nuevas ciudades y a pasar cada vez más tiempo de su vida viviendo en hoteles y lejos de su familia.

Las reuniones de trabajo eran interminables, las sobrellevaba mejor si sus compañeros de trabajo eran a su vez, amigos, y hablaban más distendidamente si, entre acuerdo y acuerdo, sus manos estaban ocupadas por el cigarrillo y la copa.
 Las copas, en cualquier evento, reunión o charla con los amigos se hacían indispensables, pero una de las desventajas que traía consigo esa vida, era que tenía que codearse con la clase alta y claro, tener que estar a la altura que marcaba el listón, suponía un nivel de gastos que subían como la espuma y a su cuenta corriente ya le costaba cumplir con las facturas que iban llegando con demasiada asiduidad.

Los problemas se fueron acrecentando con el paso de los años... los iba solventando como podía, iba capeando el temporal,  pero su estado anímico empeoraba visiblimente cada día.

Ocultaba sus quebraderos de cabeza a su familia y amigos con la esperanza de encontrar una salida que le privara de tener que avergonzarse y admitir que verdaderamente él era el que tenía un problema que necesitaba de ayuda urgente. La salida que buscaba siempre terminaba igual, en sus amigas las copas, porque para entonces los amigos ya habían ido desapareciendo.

Encontró la forma de evadirse del acoso de sus pensamientos y del de sus acreedores, de la constante incertidumbre, de no haber sabido darle otro giro a su vida, de no haber sido capaz de tener claras sus prioridades, de no comprender cómo había llegado al punto de perder la estabilidad de su familia, de no saber cuándo sería la última vez que dormiría en su casa...

Es un problema que ciega, que no deja pensar, que atemoriza, que invade tus sentidos y no te deja reconocerlo como tal, pero a la vez, en un sólo segundo lúcido, se echa la vista atrás y se desgarra el alma al pensar que todavía se puede solucionar, dejar esa vida atrás, volver a esa familia trabajadora que ha visto como su descenso al infierno era inevitable... aunque para ello tuviera que buscar un cambio de "amistades" y mucho apoyo y ayuda profesional.... Ésos eran sus pensamientos en los segundos lúcidos... el resto del tiempo era... su pesadilla.




Muchas familias son las que sufren con algún miembro inmerso en este tipo de problemas... alcoholismo, drogadicción, ludopatía, compras compulsivas, adicción al sexo... Todas y cada una de ellas, conllevan problemas familiares, desarraigo social y ruina económica.  Cada vez hay más ayudas en este tipo de problemas, pero siempre he pensado que la persona tiene que estar suficientemente convencida de querer cambiar, de tener esos pocos momentos lúcidos que le pueden dar esperanzas de futuro, en caso contrario, poco se puede hacer.