7 --- Confusiones.
Eloísa no se sentía bien, tenía la necesidad de
hablar de lo que le ocurría y no podía contar con ninguna amiga, porque a
ninguna hasta ahora le había hecho partícipe de su relación con Pablo y no era
cosa de contarle sus penas cuando antes no le había contado sus alegrías.
Por supuesto, la única que podía escucharla,
comprenderla y tal vez aconsejarla era su
hermana, en eso no tenía duda alguna, ya sabían ambas por experiencia
que cuando verdaderamente tenían algún problema digno de desahogo, sólo podían
contar con tenerse mutuamente y Eloísa sabía que su odiada hermana acudiría a
su encuentro en cuanto le dijera que la necesitaba.
--- ¿Emilia?
--- Sí, dime
--- Tenemos que hablar y no me vale un no por
respuesta, no te busques excusas que ya nos conocemos.
La voz de Eloísa sonaba triste, sin fuerzas para alzarla, a Emilia incluso le
pareció que aguantaba el llanto.
--- ¿Qué sucede, te pasa algo?—preguntó con la
intención de saber pero sin querer escuchar lo que se temía.
Emilia sintió un escalofrío por todo su cuerpo, el
color de su cara palidecía por momentos y empezó a notar un malestar
generalizado que la obligó a sentarse por miedo al desvanecimiento, sólo
pensaba…”llegó la hora”.
--- Por teléfono no, quedamos donde tú me digas,
pero tiene que ser hoy.
--- Vale, vale, ¿te acuerdas del parquecito al que
íbamos con la pandilla de la universidad?
--- Sí, me parece bien.
--- A las siete estaré allí
--- De acuerdo, hasta entonces.
Ya está, la suerte está echada, no hay vuelta
atrás, no sé cual habrá sido el detonante de la información, pero está claro
que lo sabe todo.
No voy a ser una cobarde, no le ocultaré nada, le
diré que todo empezó como venganza, es verdad, pero que ni siquiera me di
cuenta de que me había enamorado hasta que ya, yo misma quise que fuera demasiado
tarde.
--Como siempre, Emilia, era incapaz de pensar los
temas importantes sin hacerlo en voz alta—
Que nunca he querido hacerle tanto daño.
Le pediría perdón de corazón pero también sabía
que no serviría de nada.
--¡¡Dios mío!! ¿Qué he hecho?—
¿Qué sería de ellas a partir de entonces, dejarían
de ser hermanas, volverían a hablarse
alguna vez, ya no habrían más “tequieros y teodios”?
No quería pensar en las consecuencias de sus
actos, no quería saber qué iba a pasar con su relación con Pablo, desviaría los
pensamientos de su mente hacia una banalidad cualquiera, y se prometió no
dedicar un segundo al problema que tenía encima hasta que no tuviera a Eloísa
delante.
Cuando llegó, recorrió con la mirada los bancos de
alrededor, el parque no era grande, se
abarcaba bien a simple vista, --ya no era muy visitado desde que trasladaron la universidad a las
afueras de la ciudad por aquello del espacio--, paró sus ojos en una figura
sentada en el último banco, una figura
que desde lejos parecía ausente mirando al suelo, enseguida reconoció a su
hermana y volvió a sentir escalofríos, mientras se dirigía hacia ella y
viéndola así, sintió pena y se juró que aceptaría todo lo que Eloísa le dijera
y se conformaría con la decisión que ella hubiera tomado.
Se sentó a su lado, no se atrevió a darle un beso
y sólo dijo: “aquí estoy”.
--- Gracias por venir, Emilia, sabía que podía
contar contigo.
Algo no
encajaba, la mirada de Eloísa era triste, había llorado, tenía los ojos
enrojecidos, no la miraba con odio y.… ¡¡le estaba dando las gracias!!
¿Qué estaba pasando? A Emilia se le quitó el frío
de golpe y suspirando profundamente, su cuerpo empezó a entrar en calor.
Conocía a su hermana y su actitud no era la de una pre- bronca…. no tuvo más
que deducir que lo que tuviera que
decirle no tenía nada que ver con ella, así que ahora ya más tranquila, sería
una hermana cariñosa y preocupada, la apoyaría en lo que pudiera y estaría ahí
para lo que la necesitara…. También estaría atenta a lo que le dijera porque el
gusanillo de la curiosidad la impacientaba.
--- Dime Elo, ¿qué pasa?
Eloísa se confió a su hermana, le habló de sus
dudas con respecto a Pablo-Paul y de las últimas conversaciones que habían
tenido sobre su futuro.
Emilia, lejos de pensar en ella en ese momento, le
dijo a su hermana lo que consideraba que era la verdad y se permitió darle
algún consejo que otro.
--- Elo, no puedes estar hablando en serio, no
debes dudar de Paul, él te quiere de verdad y te lo demuestra, ¿no?
Emilia sabía de lo que hablaba, sentía en sus
propias carnes el amor que Pablo le tenía a su hermana… porque ella también lo estaba disfrutando.
--- No sé, últimamente no tiene tiempo para mí, no
compartimos tanto como antes, no le veo interés por nuestra vida en común…
--- Pero ¿cómo puedes decir eso? Tú misma me has
dicho en varias ocasiones que está a tope de trabajo y estoy segura que lo está
haciendo por los dos, para que podáis tener un futuro desahogado en vuestra
casa nueva.
--- Sé que me quiere, pero creo que sus
sentimientos se han enfriado, el martes pasado comimos juntos y me pidió que
aplazáramos un tiempo el irnos a vivir juntos al que yo pensaba que iba a ser
nuestro hogar… y la verdad, le vi raro, nervioso, le costó decirme todo eso.
--- Sabes que está muy agobiado con el trabajo y
seguramente no querrá hacer el traslado hasta que no respire tranquilo.
--¡¡Un momento!! ¿Ha dicho el martes pasado? No
puede ser, ese fue el día que anuló nuestro almuerzo… Debe haberse confundido
de día… claro. (Era rápida de pensamientos)
--- Puede que tengas razón y sea yo la que, debido
al estrés que tengo, no vea más que temores que me hacen estar confundida.
--- Claro que sí, ya verás como todo se soluciona…
¿puedo hacerte una pregunta?
--- Cómo no, tonta, adelante.
--- ¿Tú estás segura de quererle lo suficiente
para dar ese paso?
--- Sí, le quiero mucho Emilia, al principio no
pensé que llegaría a sentir esto pero… lo paso mal pensando en que tal vez sea
él el que ya no sienta lo mismo por mí.
--- No seas boba, puedes estar tranquila de que
está enamorado de ti hasta las trancas.
--- Ja ja ja… ¿Qué sabrás tú?... ja ja.
Eloísa reía nerviosa y contenta, hablar con su
hermana le había dado lo que necesitaba…
más seguridad en sí misma y en su relación, se sentía tonta ahora por haber
tenido esas dudas que había despejado gracias a su hermana, que le había hecho
comprender que hasta el amor tiene sus momentos de espera y que si Pablo le
había pedido un poco más de tiempo no era porque no la quisiera… tenía que
aprender a tener paciencia y a valorar el trabajo de Pablo.
--- Gracias, Emilita, después de todo, resulta que
eres un encanto cuando quieres.
--- No hay de qué, algún día puede que lo hagas tú
por mí, ja ja ja… anda vamos, te invito
a un café.
Emilia volvió a casa con un tremendo dolor de
cabeza, después de dejar a su hermana, paseó sola por la avenida, necesitaba
aire, soledad y poner en orden el amasijo de ideas que bullía en su cabeza.
Se alegraba de haber sido útil a su hermana y de
haberle alegrado el día, se alegraba de que el problema de su hermana fuera
sólo de ella, se alegraba de que todo siguiera igual y nada hubiera cambiado
entre los tres, pero… ¿debía alegrarse también de lo que decía sentir su
hermana por Pablo?, todo hubiese sido más fácil si a su pregunta, Eloísa
hubiera contestado que no estaba segura de quererle y que tal vez se había equivocado precipitando tanto los
acontecimientos, eso le hubiera facilitado mucho las cosas a ella… o no, porque
si ellos rompían ¿Cómo podría seguir con Pablo?
Tomó analgésicos antes de meterse en la cama,
esperaba que le ayudaran a conciliar el sueño más rápidamente y de esa forma
dejar de vapulearse con las reflexiones que no dejaban de atormentar su cabeza.
Tardó en quedarse dormida, su último pensamiento fue para Pablo…”daría media
vida por oírle decir una sola vez, te quiero Emilia”.
A pesar de que Pablo le había pedido tiempo y ella
se lo concedió, Eloísa siguió con sus habituales idas y venidas a la casa
nueva, cambiando esto por aquí… colocando esto por allá, no se detuvo con la
decoración ni pensó en hacerlo en ningún momento, solamente lo hacía con más
calma, más sosegadamente, siguiendo el orden de una lista que ella misma
había confeccionado mentalmente con el propósito
de despreocuparse un poco y así darle más espacio y libertad a Pablo.
La charla con su hermana le había servido de mucho
y no estaba dispuesta a cometer otra vez
el mismo error, esperaría el tiempo que fuera necesario para que fuese
Pablo el que decidiera el momento de la mudanza.
Continuará
Pues.....yo solo digo que nos pille a cubierto el día que esto reviente, por que será épico!
ResponderEliminarPablo sabe ques muy listo, que está jugando con las dos, y aplaza la mudanza pq evidentemente ya sería muy descarado la vida en común y la tercera en discordia...
Ay Yeste!!! nos tienes en vilo!!
EliminarÁnimo, preciosa Campanilla, ya quedan menos capítulos y tienes que ir comprobando si Pablo juega y a qué.
Pero de todas formas, tendrá que reventar algún día, digo yo.
Besos apretaos.
La historia es dramática porque, al final, Emilia ha de elegir entre el amor a la hermana y el amor a Pablo. Es fácil decir "la familia es más importante, las parejas te acaban dejando pero la familia siempre sigue". Es fácil decir eso, pero todos hemos tenido la experiencia de haber tenido una pareja en contra de la opinión familiar y haber acertado. Por eso la duda para Emilia es bien difícil.
ResponderEliminarEl capítulo de hoy refleja muy bien esto: que por mucha bronca que haya con la familia, con los hermanos, siempre (o casi siempre) hay un fondo de amor, de comprensión, que nos permite acudir a ellos en los peores momentos.
EliminarMe encanta que a partir de unas pobres palabras, tú saques tus propias reflexiones en cuanto a lo que en ellas quiero decir, y desde luego, reflexiones muy acertadas, porque siempre hay casos en los que se dan ambas situaciones, personas que dejan a la familia por la pareja o a la pareja por la familia, esos sentimientos al final, acertados o no, son los que conducen tu vida.
Gracias, Fernando, por compartir tus opiniones.
Es la primera vez en toda esta historia en que soy consciente de que estas dos, pese a ser dos grandísimas hijas de puta, se quieren...esto cambia mi concepción del asunto, y creo que mi desprecio va a empezar a dirigirse hacia Pablito, no es trigo limpio, lo veo venir
ResponderEliminar
Eliminar¡quién te engañe a tíiiii! Pero ten en cuenta que hay amores que matan, jefa.
Nunca se sabe por dónde van a salir los tiros.
Apretaos.
Vamos a ver. La intriga del post anterior no ha quedado resuelto aquí. ¿A qué juega Pablo? ¿Está sencillamente de dos mujeres a la vez? Porque lo que no cuela es que él no sepa el trío que tienen montado.
ResponderEliminarEloisa está en las nubes de Valencia, es la única de los tres que no está al tanto de la realidad...
Emilia me está cayendo gorda; eso no se le hace a una hermana :)
Quiero saber más de Pablo.
Besos grandes amiga Yeste, me tienes intrigá
Eliminar¿Quieres saber más de Pablo? No te lo recomiendo, acuérdate que está resultando un seductor, jajajaja.
¡Que no te enrede!!
Besos apretaos.
No hay nada más lindo que la familia unidaaaaaaa
ResponderEliminaratada por los lazos del amorrrrrrrrr
Sentir palpitar la misma sangreeeeeeeeeeee
sentir que es uno solo el corazónnnnnnnn
Besos.
jajaja Chema, vale, el rock no es lo tuyo, lo acabo de comprobar
Eliminar¡¡¡¡Chemaaaa!!!!!
Eliminar¿De dónde ha salido eso? Mira que después siempre hay "alguien" que te criticaaaaaa.
No se lo tengas en cuenta, porfi, que se le "pueden" perder los papeles, jajaja.
Besos
EliminarOye, jefa, ni se te ocurra reírte de nuestro amigo, no todo el mundo es una especialista en "rockerío", pero entre tú y yo, que no se entere Chema, ¿sabes qué canción era? ¿y si le habrá dado bien el tono?, jajaja, es de los míos, el rock....en los martinis.
Apretaos.
Pero y la decisión de Pablo del último post ¿en qué ha quedado? ¿me he perdido algo? Las hermanas se han hecho tantas putadas que no me creo la entrada de hoy a primera vista, seguro que hay gato encerrado.
ResponderEliminarCariñoso abrazo y feliz fin de semana Yeste
EliminarY bien gordo el gato, Pilar, no lo dudes, jajaja
Besos, amiga Pilar.
Están locos todos.
ResponderEliminarAl psiquiátrico de cabeza...
Besos.
EliminarA mí me parece Toro, que en vez de pagar toda la vida un seguro para "muertos", debíamos de ahorrar para una plaza en el psiquiátrico, seguro que por allí pasamos casi todos antes que por el agujero.
Besos.