1--Sacando cabeza -2-
Desde luego, ambas se conocían al
dedillo, sabían más o menos sus reacciones en "casi" todas las
ocasiones y eso daba lugar a engaños mutuos, a trampas cada vez más ingeniosas
que disfrutaban a sabiendas de que la otra esperaría precisamente lo contrario
y así poder sorprenderla. Ninguna de las dos sabían a ciencia cierta de qué
podían llegar a ser capaces ni de cómo su competitividad iba alcanzando un
potencial fuera de lo común... hasta que tenían delante un reto que enfrentar.
--- ¡Eloísa!, tengo que darte una
buena noticia.
--- Tú y tus inoportunidades, dime
rápido lo que sea que tengo una reunión en cinco minutos, y conociéndote, tus
noticias son siempre tan anodinas como tú.
--- ¡He encontrado apartamento!
--- ¿quéeee? ¿Yaaa?
--- Sí, sí, Elo, es fantástico...
¿cuándo vendrás a verlo?
--- Verás, Emilia, voy a estar dos o
tres días muy liada, pero ya te llamo y quedamos, ¿vale?
--- De acuerdo.-- Le dio la
dirección, se despidieron y colgaron.
Emilia salivaba con pensar en la
cara que se le habría quedado a su hermana y estaba segura de que si la reunión
era cierta, procuraría hablar lo menos posible por miedo a que se le notara la
tartamudez que le atacaba cuando la rabia hacía de ella su presa... se la
imaginaba... (Bu-bu-buenos dí-días a to-to-to-tooodos) y cuanto más querría
controlar sus palabras, más rabiosa se pondría. Menos mal que esas situaciones
no duraban mucho, y pronto se hacía con el control.
La reunión era de verdad y duró unos
noventa minutos, como profesional que era, aparcó a un lado la decepción que
sentía y se prometió que cuando estuviera más relajada, volvería a pensar en la
conversación que había tenido con su hermana.
Emilia metió la llave en la
cerradura con la mano izquierda, la derecha la ocupaba con numerosas bolsas de
plástico llenas de no se sabe qué para la casa...
--- ¡qué incomodidad! no puedo
abrir, esta cerradura debe necesitar un poco más de maña.
Soltó todas las bolsas en el suelo
convencida de que con la mano izquierda no era capaz de hacer muchas cosas,
cogió la llave con la derecha y la introdujo en la cerradura... no abría
--- Pero... ¿qué puñetas le pasa a
esta llave? Seguro que me la han dado confundida.
Bajó en el ascensor los cinco pisos
que le separaban del portero con las bolsas a cuestas, contrariada pero
dispuesta a ser amable con el hombre de aspecto bonachón que se hacía cargo de
todas las gestiones de alquiler del lujoso inmueble.
--- Perdone, ¿podría ayudarme? no
consigo abrir mi puerta, no sé si es la llave o la cerradura....
--- ¡Cómo no! ¿Qué apartamento es?
--- El 5C
--- No puede ser, el propietario me
ha llamado para decirme que la inquilina ha anulado el contrato y que volvía a
estar disponible... de hecho ya hay un nuevo inquilino contratado que hará su
mudanza el próximo sábado.
--- Pero ¿qué me está diciendo? yo
no he hablado con el propietario ni he anulado nada, entregué la señal acordada
y pensaba acomodarme esta misma tarde.
--- Lo siento, yo no sé nada más, el
dueño me llamó para informarme de los cambios y advertirme de que si hablaba
con usted le comunicara que la señal que entregó la perdió automáticamente al
retractarse y anular el contrato.
Emilia no daba crédito a lo que
estaba escuchando, ¿qué podía haber pasado?, de un plumazo había perdido el
piso de sus sueños, una buena cantidad de dinero de la señal y lo que era peor,
la oportunidad de ver a su hermana hecha un basilisco.
Esa hermana......la que tartamudeaba...... sospecho que se la jugó a su hermana,no? esto de leerlo un lunes me deja confusa, jaja
ResponderEliminarY no habia manera de averiguarlo? seguiré dándole al coco...mmmm
Besitos guapa!
Eliminar¡Claro que hay manera! Leyendo los siguientes capítulos, amiga Campanilla, jajaja.
Tú sigue dándole al coco, verás como lo resuelves.
Besos.
Pues parece ser que las hermanas como hermanadas dejan mucho que desear.
ResponderEliminarSaludos.
EliminarCada casa y cada familia es un mundo, amigo, y las hay que se matan entre ellos.
Besos.
Apuesto a que fue Eloísa la que anuló el contrato, haciéndose pasar por la hermana. Vaya hijs de fruta. Con hermanos así ¿quién necesita enemigos?
ResponderEliminarPor lo que más quieras, Yeste, no dejes pasar muchos días antes de publicar el Capítulo III, qué tensión.
EliminarJa jaja, ¿en serio, estás tan impaciente?, jajaja.....si es verdad, me alegro de que esté siendo, por lo menos, entretenido.
Besos, Fernando.
Está claro que hay amores que matan.
ResponderEliminar¿Resulta demasiado evidente pensar que detrás de la anulación está la hermana? Esperaremos la tercera parte.
Besos.
EliminarBuen ojo, querido Watson jajaja.A veces ya no se trata sólo de lo evidente, sino de las consecuencias de la evidencia.
Gracias Chema, besos para ti también.
Continuará la historia y la espera también. Paciencia hasta la nueva entrega.
ResponderEliminarBesos
EliminarDe momento continuará, si no os cansáis antes.
Sigue teniendo paciencia.
Besos.
Me da pena este relato. Será porque nunca me llevé bien con mi hermana. Un beso.
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EliminarA mí me da pena leer esto, siento que tengas problemas con tu hermana, pero a veces la vida decide qué te aporta cada situación y cada relación en tu enriquecimiento personal, Alguien decide lo que tiene que ser, no te atormentes.
Muchos besos.
Menudo chasco Emilia...
ResponderEliminarQue mala es eh?
Besos.
Eliminar¿Cual de las dos es más mala?
Habrá que seguir leyendo.
Besote.
Hala! que hija de puta la hermana! la madre que la parió! esperaremos a la venganza, que me imagino se está gestando.
ResponderEliminarChica, siento el retraso, cago en diez...que jefa más informal tienes.
Muchos besos
ResponderEliminarNi te preocupes, sé que el cargo te quita mucho tiempo, jajaja.
Besotes.
Bueno parece que la venganza se aproxima.
ResponderEliminarSea quien sea el responsable de la anulación es malo el jodío :D
Besazo