1--Sacando cabeza
Siempre gemelas, siempre hermanas,
siempre ¿amigas?...no...Siempre enemigas.
Los primeros años de su vida ya
dejaban entrever que la una se moría por manipular a la otra, por conseguir que
su apenas perceptible voz de mando pudiera ser obedecida y que la otra, a pesar
de su corta edad, aprendiera a servirla en todo lo que su pequeña cabecita
fuera capaz de maquinar.
Se querían, no podían estar lejos una
de la otra y separarlas por cualquier motivo necesario se convertía de
inmediato en un terrible castigo para ellas... en un trauma difícil de superar,
pero por otra parte, se podía pensar que lo que no aceptaban era precisamente
el no tenerse frente a frente para seguir con su particular guerra de celos y
manipulaciones. Así empezó, a tan tempranos años, el "te quiero, pero no
te soporto... juego contigo pero los juguetes son míos... mamá nos baña pero a
mí primero" y un largo etcétera de zancadillas emocionales que hicieron de
sus vidas una relación de “tequieros y
teodios" convertidos en una competición sin meta posible.
Eran altas,
esbeltas y muy agraciadas, una más extrovertida..."casi"
se le podía imaginar las ideas y la otra más tímida pero demasiado expresiva en
sus sentimientos..."casi" se le podían adivinar por sus muecas
faciales. Cursaron las dos los mismos estudios y se licenciaron con un año de
diferencia, hecho que desde luego pasó factura... Emilia, (la mayor por veinte
minutos de diferencia al nacer), por cuestiones que no vienen al caso, tuvo que
dejar un curso aparcado y su hermana Eloísa fue la primera en terminar la
carrera y la primera en desempeñar un puesto de trabajo en una empresa de
renombre, como es de suponer, durante ese año de ventaja le hizo a su hermana
la vida aún más imposible si cabe, recordándole a cada traspiés quién valía más
de las dos. Emilia sabía que "casi" siempre sería Eloísa la primera
en llegar a todos los banderines de meta, aún no se explicaba cómo la dejó
ganar y salir en primer lugar del vientre de su madre y se reconfortaba
pensando que ese día su querida hermana, se despertó de la caraja que llevaba
encima con las patadas que ella le estaba dando en su afán de dejarla atrás y
ser ella la primera en asomar la cabeza... se reía cada vez que se lo
mencionaba a Eloísa y disfrutaba cabreándola.
También Emilia
entró a formar parte de otra afamada empresa, competencia, claro está, de la de
su hermana, las dos se dedicaban a lo mismo pero en distintos cargos, las dos
tenían grandes responsabilidades directivas y las dos ganaban buenos cuartos a
final de mes... y las dos decidieron a la vez que ya era hora de vivir
independientes y solas (las dos por
separado compartían piso con otras personas) y que habrían de buscar
apartamentos no demasiado pequeños para poder organizar cenas y fiestas con sus
amigos, (amigos que, sólo por aportar el dato, da la casualidad que en su
mayoría eran comunes).
Esta nueva
etapa marcaría sus vidas para siempre y les enseñaría a luchar por lo que ellas
consideraron verdaderamente importante.
Emilia encontró
pronto un apartamento céntrico que se acomodaba a sus necesidades en cuanto a
tamaño y situación pero que sin embargo se salía un poco del presupuesto que
tenía pensado, a pesar de eso, se dijo a sí misma que organizando los gastos
podría hacerle frente sin demasiada complicación. Además, en cualquier caso, no
le importaría pasar algunas estrecheces con tal de ver cómo se le caería la
baba a su hermana, de comprobar cómo los pelos (supuestos) del bigote se le
erizaban, cómo un tic nervioso en su ojo derecho no dejaría de guiñarlo y como
por fin la rabia y la envidia asomarían a su cara deseando poder estrangularla
por haber sido la primera en encontrar tan maravilloso hallazgo... ¡oh, cómo
disfrutaría!... sólo de pensarlo, algo parecido a un orgasmo le recorría el
cuerpo... ya estaba deseando decírselo y que fuera a conocer la que sería su
casa a partir de entonces........¡¡¡JA!!!
(continuará)
Eres muy mala, oye. ¿Cómo me dejas a la mitad de una historia bien contada de un tema que ha todos nos ha tocado sufrir o conocer?
ResponderEliminarBueno, espero la continuación. No tardes que ya he llegado de regreso de mis vacaciones.
Bienvenida de nuevo, Ale, espero que hayas tenido unas vacaciones inmejorables en compañía de todos los tuyos.
EliminarBueno, bueno, gracias por tu opinión, ojalá os gusten los siguientes capítulos y el desenlace.
Muchos besos, Ale, me alegro que estés de vuelta.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarVienes guerrera ¿eh? te haces esperar y encima ahora nos dejas con la miel en los labios, vaya, vaya...
ResponderEliminarBesos guapa, se te echaba de menos
EliminarHola, jefa, gracias por echarme de menos.
Espero que te guste la historia de las hermanas, al menos que sirva para distraer.
Intentaré publicar un capítulo por semana, ¿vale?
Muy apretaos, jefa.
Esto es un gran drama en la vida, Yeste: cuando uno no juzga su vida con criterios propios sino en comparación con otro, sea la hermana gemela, sea el vecino del quinto. "Yo gano 2.000, pero X gana 2.500". "Yo tengo un piso grande, pero X tiene un piso más grande aún". "Yo parezco feliz, pero X parece todavía más feliz que yo". Es el camino a la destrucción, creo.
ResponderEliminarA ver cómo sigue la historia.
EliminarEs distinto, muy distinto, tener celos de alguien y que alguien sea envidioso.
La envidia es más dañina y no deja a la persona vivir en paz, sin embargo, creo que los celos pueden llegar a corregirse y dejar de sufrir por ellos.
Un abrazo, Fernando, gracias por tus palabras.
Pues nada ya veremos como queda la cosa, ya que el asunto está interesante.
ResponderEliminarUn abrazo.
EliminarMe alegro que te parezca interesante, me haría ilusión que siguieras la historia y su desenlace y me gustaría también que sirviera para que todos me deis vuestra opinión.
Besos, Rafa.
Ay Emilia, Emilia... como le gusta a mucha gente dar envidia.
ResponderEliminarVeremos...
Besos.
EliminarEs que somos más maaaalos.
¡Ay, Toro, nos han hecho para provocar toda clase de sentimientos y malos rollos.
¿Mejoraremos alguna vez?
Besos, amigo.
Cuanta mala leche la de estas dos ¿no? espero que en la segunda parte no se hayan tirado de los pelos.
ResponderEliminarEspero impaciente.
Besicos.
EliminarSíiiii, son malas.
Ya veremos o mejor dicho, leeremos, qué hacen.
No te impacientes, pero gracias por tu impaciencia.
Besos apretaos.
Leyéndolo todo estaba de un tirón, metida en la pelea de las dos y deseando saber cual era la próxima cuando - FIN - se acabó por hoy y me he quedado con las ganas porque esas dos tienen guerra para rato ¿eh?
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo:)
Eliminarjajajaja, alguna darán, casi seguro, pero paciencia Pilar, ya lo iremos sabiendo..... ¡digo yo!
Besotes.
Madre mía qué ganas de pelearse! Al final serán despedidas y serán unas amargadas para el resto de sus vidas! porque telita. Esperaremos a ver qué sucede ^^
ResponderEliminarBesos!
EliminarPueden que se den casos reales de estas disputas entre familiares, sería una pena.
Esto es ficción y nunca se sabe como acabarán.
¡ummmm! me gusta teneros intrigadillos.
Besos, amiga.
hmmmm interesante este juego amor-odio entre hermanas....
ResponderEliminarEstaré atenta a la continuación.....
Emilia, no parece muy inocente que digamos.... :-)
Y Eloísa parece más directa (frontal)
Besos
ResponderEliminarNo es oro todo lo que reluce, amiga, jajaja
Besos.
Querida Yeste, sigo por aquí y por allí, aunque más silenciosa. Anoche mismo estuve leyendo tu última entrada, las gemelas y su mala leche, amor-odio...Hoy he visto tu comentario en mi blog y no me resisto a animarte a escribir y a enviarte un beso apretao, achuchao y lo que acabe en ao :)
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarYo sí te agradezco tu visita y que sigas por ahi, echo de menos las mías a tu blog, tus escritos y tu foto de cabecera.
Gracias por tus ánimos, intentaré seguir haciéndolo aunque a veces, tú lo sabes bien y yo también, que tuve ya esa experiencia, cuesta mucho mantener siempre la mente dispuesta a escribir, hay veces que ella misma te pide un descanso y hay que dárselo.
Yo espero que el tuyo no sea demasiado largo.
Muy apretaos. Hasta pronto.
A mi me da que esto acabará mal, pero que muy mal...
ResponderEliminarNo se puede vivir siempre pendiente de la apariencia de cara a los demás, y sobre todo de ser la numero uno ante el mundo.
Cuando se trata de hermanas la cosa encima tiene guasa...
Nunca he comprendido esa actitud competitiva desleal para con tu propia familia.
La competitividad y el afán de superación no es malo, siempre y cuando se haga bien, y sin excesos, porque si no, al final pasa factura.
A estas dos, les pasará factura más pronto que tarde... fijo que si.
Besos mediterráneos.
Ya sé que no me paseo mucho, no es excusa, pero a veces una necesita el refugio de su propio ombligo hecho cueva.
Lo que pasa es que de repente me acuerdo de la sonrisa de pasear por vuestras letras y vuelvo, como si tomara aliento.
Así que estoy, sin estar.
Más besos.
EliminarNo te preocupes, yo sé que estás, no tengo más que leer tus entradas para saber que sigues estando. Hay veces que se tiene pereza por comentar y se tiene que salir de la cueva para volver a tener ánimo y dejar unas palabras, de todas formas, yo sé que estás ahí y que tu ausencia en visitas no quiere decir que falte tu presencia.
Este relato se escribió hace tiempo y está basado en hechos reales con los adornos precisos y necesarios, pero ya veo que cada cual tiene sus propias impresiones sobre lo que acontecerá, espero no defraudar y si lo hago.... que más da, son sólo ganas de escribir, jajaja.
Gracias, valoro tu visita, Rebeca, muchos besos apretaos.