La otra cara de Pepe

--¿Me quieres?
--¡Claro!
--¿De verdad?
--¡Joder! Hoy tienes el día tonto.
--¡Hijo!, qué trabajo  te cuesta decirlo.
--Es que...¡manda huevos María! a estas alturas.
--¿Qué quieres decir con "a estas alturas"?
--Pues hija que te pones de un pesado...
--Es la única forma que tengo de saber si todavía me quieres, que me lo digas. ¿Me lo puedes decir, por  favor?
-- Mira María, te lo puedo decir pero también voy a  decirte lo que no puedo, ¿vale?

-- Venga.
 
-- No puedo dormir cuando estás despierta porque no dejas de hablar y no puedo dormir cuando duermes porque no paras de roncar.

--No me gusta que me beses cuando me voy por las mañanas porque el aliento de tu boca huele a ajo del desayuno y me dan ganas de vomitar.

--No podría vivir si te vas, porque sabes que no sé hacer nada en la casa y echaría de menos tus guisos, las camisas planchadas y el olor a limpio de los baños.

--No puedo dejar que me abraces, porque me arrugas la ropa y no aguanto el calor de tu cuerpo.

--¡Pero, claro que te quiero, mujer!, sino, estaría con esos  bombones que veo cada día, y con los que no me costaría nada salir.
Anda María, deja ya las tonterías y prepárame  la cena.

--Lo siento, no me apetece ahora meterme en la cocina.

--Anda, mujer, que no sé ni freír los huevos y lo voy a salpicar todo de aceite.
 
--Ni se te ocurra ensuciarme la cocina porque sino vas  saber de verdad como te frío yo los huevos.

--Entonces qué quieres que coma, algo tendré que comer ¿no?
para eso soy el que trae el dinero a casa.

--El dinero, qué dinero, si lo que quieres es que nos digamos las verdades, vamos allá:
¿Qué dinero Pepe? Si cuando lo traes ya ha mermado como las brevas, que no sé qué  atajo tomas de vuelta a casa  que vas perdiendo "calderilla" por el camino, que estoy segura que has dado las buenas tardes a todos los camareros del barrio y si me apuras, te diré que todos los ciegos que venden cupones, te ven venir de lejos, ¿qué  dinero, Pepe?
 ¿El que me diste la semana pasada y desapareció a las carenta y ocho horas?  ¿El que ibas a ganar con un negocio de ordenadores cuando vendiste las alhajas que mi madre me dejó? ¿qué dinero Pepe?

Sólo quería saber si me querías, para decirle al abogado que no te tratara mal en el divorcio,..... ahora ya lo sé.