No hubiera querido que fuera así, ella le había obligado, no estaba dispuesto a consentir que nadie le usurpara el puesto que le correspondía por derecho, él era el que se había preocupado por conservar el patrimonio y sacar a flote la empresa familiar, siempre había sido él.
Su hermana estaba acostumbrada a vivir bien, preocupada sólo por recibir el talón mensual que acordaron cuando su padre murió y decidieron el reparto de la herencia... ahora no podía echarse atrás ni pretender venir a hacerse cargo de su parte de la compañía cuando ya todo funcionaba a la perfección.
Una invitación a cenar por su parte, su hermana acepta y la velada transcurre entre conversaciones banales, sonrisas forzadas y miradas esquivas.
Sobremesa...una copa en las manos y un cigarrillo entre los dedos, la conversación da un giro esperado y las voces empiezan a sonar más altas cada vez.
Ella sólo quería que firmara el documento que le traía, había tomado una decisión y nadie le haría cambiar de opinión, ni siquiera su "querido" hermano, no se iría de aquella casa sin haber conseguido lo que había ido a buscar.
Por otro lado, él no estaba dispuesto a concederle ninguna de las exigencias que su hermana le impusiera, también su vida estaba llena de lujos y a eso se acostumbra uno pronto, permanecía soltero porque los vicios que había adquirido con esa vida, le salían demasiado caros como para compartir sus ingresos con una advenediza que no se había preocupado lo más mínimo nunca por el negocio familiar.
Vio impávido como su hermana perdía el color de su cara, y a sus ojos les costaba centrar las pupilas en el punto elegido, sus manos iban de la garganta al estómago, apretando y retorciendo la ropa como si eso pudiera aliviar el horrible dolor que la destrozaba por dentro. Sintió como los ojos perdidos de su hermana intentaban fijar su mirada en él y fue en ese momento cuando, por un instante, pasó por su mente un fugaz recuerdo de su niñez, en el que una preciosa niña le consolaba el llanto tras una caída y limpiaba con cariño la sangre que salía de su rodilla.
Corrió a su lado intentando devolver a aquél cuerpo retorcido algo de la vida que se le había escapado. Y le dolió en el alma aquella mirada fija y clavada en él, aunque su conciencia le seguía diciendo que ella se lo había buscado y que ya no tendría de qué preocuparse.
Abrió el bolso buscando el documento para firmar y arrojarlo al fuego, lo leyó y mientras lo hacía, sus fríos ojos se humedecieron, algo le decía en su interior que sus problemas acabarían aquella misma noche. Se dirigió al bar y se sirvió otra copa... dio un sorbo y paladeó, después sacó otra botellita del bolsillo de su chaqueta y añadió unas cuantas gotas, volvió a beber... de un trago esta vez... y saboreó...
Nunca pensó que su imagen llegara a ser alguna vez tan grotesca, tendido en el suelo, con las piernas encogidas y su cara desfigurada por muecas de dolor. En su mano izquierda un documento firmado por su hermana en el que le cedía todas sus acciones de la empresa, el patrimonio conseguido hasta el momento y todo el efectivo de sus cuentas bancarias.
También le decía que tenía una enfermedad terminal y que en unos meses todo pasaría a sus manos.
La vida está llena de situaciones imprevisibles.
ResponderEliminarNuestro destino y nuestro futuro no están en nuestras manos.
Besos.
Aunque algunos creen que lo tienen todo controlado....
EliminarBesos apretaos, Xavi
Y por eso nunca se debe prejuzgar, oye... Un besote!!!
ResponderEliminarCasi siempre nos equivocamos...
EliminarBesos álter.
Como la canción; sorpresas, sorpresas te da la vida.
ResponderEliminarBesos.
Eso siempre....a base de sorpresas va pasando....Aunque también las hay buenas.
EliminarApretaos, Rafa.
Si es que siempre debemos dejar hablar a los demás, que nos lanzamos, nos movemos por impulso y luego pasa lo que pasa, ya es demasiado tarde para dar marcha atrás.
ResponderEliminar¿Te he dicho ya que me ha encantado? pues eso
Besiness
Dios nos hizo así.... Unos mu tontos y otros demasiado listos...
EliminarPrimero se escucha y luego se habla.
Apretaos los Besines
Madre mía, qué sádico todo... jajaja!! Y mira que cuando he empezado a leer, la muerte de la hermana ya la veía venir... ;)
ResponderEliminarGran relato, un besote!
Gracias Ali, últimamente mato mucha gente escribiendo....Jajaja
EliminarBesos apretaos
¡Chin! ¡Tómala barbón! Ya ni llorar es bueno. Murió.
ResponderEliminarBeso
Jajaja, tienes arte y gracia hasta escribiendo comentarios, Malque, única hija....
EliminarBesos apretaos.
Unknown dijo...
ResponderEliminarAqui se muere hasta el apuntador, es como una tragedia griega pero a lo moderno..ay Yeste hoy te pusiste en plan Agatha Cristie y te salió que ni bordado porque la muerte del hermano yo no la esperaba eh?? jjjjjj
Besos con alas muuuchas alas para tí
31 de marzo de 2015, 17:04
Gracias Leha, me alegro de que te haya sorprendido.
EliminarAlados y apretaos
¿Pero se han muerto los dos? o.O Me encantan estos finales, no que se muera todo el mundo, ojo, sino que sean realistas. A veces no pensamos antes de hacer. Me ha encantado Yeste, ¿te he dicho alguna vez que deberías escribir cosas de estas más a menudo? Biquiños!
ResponderEliminarJajaja, gracias por tus palabras, Mandi, eres única para subir la moral.
EliminarMe alegro de que te haya gustado.
Biquiños apretaos
Me ha encantado, amiga. Hay un proverbio, creo que es chino, que dice: "Pone en evidencia su torpeza y mala crianza, el que empieza a hablar antes de que su interlocutor haya concluido".
ResponderEliminarBesos.
Muy cierto el proverbio, Manuel, me alegro de que te haya gustado.
EliminarBesos apretaos
Cada día escribes mejor, cacho bruja.
ResponderEliminarApretaos.
Muchas gracias, Chema.
EliminarUn día de estos te encuentras con una brujería de verdad....ojos de gato, lengua de serpiente, cenizas de humano y todo lo que yo quiera....¡¡¡¡Al alcance de mi mano!!!!...Jajaja
Cuidado con la bruja..
Apretaito
Vaya historia Yeste! La vida es imprevisible por eso hay que saborearla segundo a segundo. Eso sí, despojados de egoísmos.
ResponderEliminarUn beso fuerte.
Así es, amiga, a veces terminamos mal por no saber controlar nuestra avaricia.
EliminarBesos apretaos
Si es queeeeeee!!!! Eso le pasa a la señora por no ir directa al grano, los hombres no piensan deprisa y para uno que encuentras... Coño, no le des la oportunidad!!! Besitos infernales nena!!!!
ResponderEliminarjajajaja, tienes razón...... jjaja.... si es queeee...
ResponderEliminarCalentitos y apretaos
Cuando se actúa con las ideas preconcebidas y no se escucha más suele pasar, pero tú lo has redondeado.
ResponderEliminarBesos mil Yeste
Gracias por esas palabras y por todos esos besos, María Pilar....Yo también te los devuelvo apretaitos.
ResponderEliminarojú qué muerte más grotesca y más estúpida. Es lo que tiene la codicia. Suele acabar mal tarde o temprano.
ResponderEliminarLa cosa es quién se hará cargo ahora del negocio familiar...¿hacienda?
Triste final para la pobre hermana. El otro es un capullo.
Besos, muchos.
¡Feliz Pascua!
Novelado, pero son casos que se dan entre gente de mucho poder económico, no digo que llegaran hasta el asesinato, pero sí a pasar por encima de los propios hermanos... la avaricia pesa lo suyo.
ResponderEliminarBesos apretaos, Luisilla.
Me he quedado como la hermana, FRIA! oishhhhh qué historia.. Eso sí, tu estilo impecable como siempre :)
ResponderEliminarBesitos preciosa
Hola Campanilla, ¿Qué tal todo?
ResponderEliminarQué pregunta más tonta.... Seguro que estupendamente, jaja....
Gracias por tus palabras...
Muchos besos apretaos, futura mami encantadora...
beautiful blog kisses andy
ResponderEliminarThank you, Andy
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