Una mano tendida con cariño... y José la coge con energía, aprieta sus huesudos dedos contra la mano que se le ofrece sin saber de quién es.
No sabe quién es ese hombre ni porqué le coge la mano, le sorprende que un extraño se acerque a él con muestras de cariño, que le sonría... que le mire con ternura.
--¡Hola papá! Soy Luis... ¿te acuerdas?
José mira con atención el rostro afable que tiene delante, intenta con todas sus fuerzas reconocer algún rasgo que le sea familiar. Su mente se debate entre el sí y el no. Su interior se va rompiendo por momentos e intenta con toda su alma recomponer algún trozo que le haga recordar.
-- Sí, ¡tú vivías conmigo!
-- ¡¡Eso es, papá, soy Luis!!
-- ¿Quién es Luis? Yo no le he visto a usted nunca...
Luis sonríe con tristeza y le acaricia la cara con la otra mano.
En el sillón de al lado, Rosario mira atentamente a sus vecinos con envidia... con inquina, siente una pena en su corazón que a veces muta en rencor y le hace tener malos pensamientos.
Rosario cree que debido a su avanzada edad, no llega a comprender algunas situaciones...o quizás es que no quiere entenderlas...mejor así.
-- ¡¡No se acuerda de nada, no sabe quién es, existe sin que haya vivido, su mente y su corazón no reconocen rostros ni sentimientos...pero su hijo sigue viniendo!!
Él sí reconoce a su padre, sabe quién es y quién ha sido, él sigue demostrándole su cariño.
¿Porqué él, que ni siquiera sabe que sigue vivo?...¿Porqué no yo?
Yo sí me acuerdo, yo sí sé quién soy, yo sí soy capaz de reconocer todavía a mis hijos si los viera.
Recuerdo tres chiquillos correteando a mi alrededor, traviesos pero obedientes, me acuerdo de sus nombres...Pedro...María...Begoña, sé... que ellos han sido mi vida.
Han crecido, ahora serán padres y tendré nietos que corretean entre sus piernas... Entonces... antes de que en mí anochezca... ¿Por qué no yo?
Rosario no lo entiende...a menos que...¡espera!...¡¡ah, sí...claro!!...tiene mucha edad.
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JOSÉ Y ROSARIO
A todos los abuelitos que esperan en residencias geriátricas.
(Reflexiones entre vivencias)
Impresionante cuadro has pintado, Yeste, porque así es. Es muy triste llegar a viejos en esas circunstancias, pero en el caso que pintas, creo que preferiría ser José. Tiene amor y si no lo tuviera, no sabría por qué, como Rosario.
ResponderEliminarBesos
Yo también prefiero ser José, él lo recibe aunque no sepa agradecerlo, sin embargo Rosario lo desea y "no tiene" quién se lo de. Debe ser muy triste estar en esa situación y recordar contantemente que una vez se tuvo hijos y a la vez preguntarse dónde están.
EliminarEn la vida hay de todo.
Un beso, Ale
Que tema más triste, creo que olvidar los recuerdos y por tanto la propia vida es lo más duro que puede ocurrirle a un ser humano, y a sus familiares.
ResponderEliminarSin nuestra memoria no somos nadie, y lo peor de todo debe ser ese estado intermedio en que se te borran recuerdos pero eres consciente además de lo que te está sucediendo, se me encoge el corazón.
Besos
Sí, Inma, tal como lo dices...creo exactamente lo mismo.
EliminarSiempre hay un familiar, o conocido o simplemente un vecino que haya pasado por eso y se va viviendo con ellos día a día los cambios negativos que se van produciendo, ellos sufren porque se dan cuenta de que van olvidando a ratos, hasta las caras de los seres más queridos y eso les hace desesperarse en momentos puntuales... hecho por el que algunas veces los familiares prefieren que olviden con más rapidez para evitar que sufran tanto, aunque ello implique que los familiares sientan un dolor inmenso al ir perdiendo un pilar de su vida.
Gracias por comentar, preciosa.
Besotes gordos.
Mismamente la vida, me has tocado el corazón porque mi madre también espera en una residencia, ella misma dice que está haciendo hora, incluso a veces dice que que hace ya aquí. Aun recuerda el nombre de sus hijos, pero tiene laguna porque le va doliendo la memoria. Y la verdad, es muy triste.
ResponderEliminarTe felicito por este post.
BESOS Y ME QUEDO POR AQUÍ.
Esa es la vida,,, pero si llegamos a viejos teniendo el cariño de los nuestros, seguro que todo será más fácil.
EliminarGracias por tus palabras.
Un beso.
No quiero longevidad a cualquier precio.
ResponderEliminarDe ninguna manera.
Eso no es vida.
Besos.
A cualquier precio desde luego, no.
EliminarPrefiero diez años menos de vida y una buena calidad, pero esos son los deseos, no sabemos qué nos espera.
Un beso gordo, Toro.
Reflejas muy bien una realidad triste, Yeste: muchos viejos o están solos (aunque tengan hijos), o enfermos, o pobres, o todo a la vez. Mi abuela murió acompañada, sana y sin necesidades, pero hoy en España hay muchos ancianos que se ven abandonados, como tú describes bien.
ResponderEliminarNo solo en España, Fernando, la vida ha dado tantas vueltas que los valores han cambiado y los mayores se convierten en una "obligación" difícil de asimilar, es una cómoda opción para los familiares.
EliminarGracias por tus palabras, Fernando, un beso.
Qué triste y qué real!!!
ResponderEliminarPienso igual que Toro, siempre pienso que ojalá viva lo que tenga que vivir, pero bien, ojalá...
Un besito
Sí, Eva, es triste pensar que llegará el momento en que todos estorbemos, eso es lo malo.
EliminarPero no te preocupes, con el tiempo inventarán el elixir de la juventud.
Muchos besos.
Perder los recuerdos es perder la vida. Pero el cuerpo va a un ritmo diferente a la cabeza. Que triste.
ResponderEliminarBesazo con retraso
No te preocupes, tus palabras siempre son bienvenidas, no importan cuándo.
EliminarOtro para ti.