Inmersa en:

INMERSA EN: NADA ENTRE MANOS....ESPERANDO GANAS.



miércoles, 27 de mayo de 2009

¡¡¡ Sorpresa !!!

 


Os cuento: Un hermano de mi madre se fue muy joven de España y lo hizo de polizón en un barco del que no sabía sus escalas ni a qué puerto llegaría. Sin saberlo desembarcó en Canadá, allí intentó rehacer su vida, al principio dura, pero lo consiguió con el tiempo.... se casó con una canadiense, tuvo dos hijos y murió hace muchos años. En un principio mantuvo contacto con las dos hermanas que dejó en Sevilla, pero poco a poco las noticias de Canadá cada vez eran más tardías hasta que un día dejaron de llegar. De ésto hace ya diez años, nuestras cartas nunca tuvieron contestación y la familia perdió toda esperanza de saber qué había sido de su viuda y sus hijos.

Pues bien, hace un mes aproximadamente, los hijos de esas hermanas que quedaron en Sevilla recibimos una carta en un castellano bien escrito en el que nos comunicaban que uno de los hijos de aquél hermano, acompañado de su vástago, visitaban España. Querían conocer a su familia española, querían saber cosas del padre emigrante, dónde había vivido en Sevilla, qué lugares recorría antes de su marcha y también pedían perdón por haber tardado tanto en tener el interés por conocernos.

Nos reunimos hace unos días, no hizo falta ninguna foto anticipada, ninguna señal visible, las dos partes supimos en el momento que nos vimos, quiénes éramos y porqué estábamos allí.
No puedo explicar la razón, pero no miento si os digo que el corazón nos dio un vuelco cuando nuestros ojos se encontraron y un nerviosismo natural comenzó a aparecer al darnos cuenta respectivamente que teníamos delante a unos primos hermanos, que en parte, llevaban la misma sangre.

Han estado poco tiempo con nosotros pero puedo decir que han sido los días más intensos y aprovechados de los últimos años. Hemos pateado los rincones de Sevilla en los que nuestros padres vivieron, sufrieron y tomaron las decisiones más importantes de sus vidas. A la vez que paseábamos por los mismos lugares que ellos hace años, nos íbamos conociendo, no reíamos al contarnos anécdotas de nuestros mayores y de alguna forma también, gran parte de su personalidad. Hemos aprendido en tan pocas horas... a querernos, a saber que ahora no vamos a caer en la ignorancia sobre nuestras familias de nuevo y en definitiva a no olvidarnos, como no lo hicieron en el fondo nuestros padres, que siempre vivieron con la esperanza de volverse a abrazar.

Ellos no lo consiguieron.... nosotros, sí.