Inmersa en:

INMERSA EN: NADA ENTRE MANOS....ESPERANDO GANAS.



jueves, 31 de enero de 2013

Después tú (3)







2---Ni para mí, ni para ti.





En cuanto llegó a la casa que pensaba dejar, llamó a su hermana. Después de todo, con la decepción y el coraje que llevaba dentro en ese momento, no pensó que ya no le podría dar en las narices a Eloísa, su necesidad de desahogarse y contarle a alguien lo que le había pasado era superior a ella y lejos de confiar en alguna amiga, lo único que deseaba era contárselo a su hermana, ella seguía siendo, por muchas putadas que se hicieran, la persona que conocía todos sus secretos y con la que no le importaba compartir su mala y su buena suerte.

--- Elo, no te puedes imaginar lo que me ha pasado, ¡¡he perdido el apartamento por un malentendido  y ya tiene otro inquilino!!  ¿Te lo puedes creer?
Al otro lado del teléfono, en la cara de Eloísa se había dibujado una macabra sonrisa...¡¡¡bien!!! Ahora seré yo la que tenga piso antes, pero esos eran sus pensamientos... su voz sonó de distinta forma al contestar a su hermana.
--- Lo siento Emilia, pero no te preocupes, ya verás como encuentras otro de tu gusto en un pis pas, apartamentos en alquiler hay por toda la ciudad.
--- Sí, si ya lo sé, pero a mi me gustaba éste y creo que tardaré en encontrar otro que reúna las mismas condiciones.
--- En fin, ¡qué se le va a hacer! tengo que dejarte Emilita, el deber me reclama, ya hablaremos.
¡¡ Qué caras tan dispares tenían las dos cuando cortaron la comunicación!!  Emilia, indignada y sin comprender todavía cómo se había producido ese malentendido, dio rienda suelta a su enfado golpeando con saña el sofá con los preciosos cojines que lo adornaban, a la vez que sus lágrimas asomaban tímidas a sus ojos y por la habitación revoloteaban numerosas plumas de pato...o de pollo o cualquiera sabe de qué.
Sin embargo, la expresión seria que mantuvo Eloísa mientras hablaba, se fue transformando muy despacio, primero en sonrisa y luego en una sonora carcajada a la vez que sus ojos brillaban de una forma "casi" insultante, "está bien, manos a la obra" pensó, "ahora tengo que ser yo la que consiga antes mi piso". La lucha continuaba.

Emilia dejó pasar un tiempo antes de empezar de nuevo con la búsqueda, no quería que la fotografía mental que tenía del apartamento le impidiera ver las cualidades que pudieran tener otros, prefirió esperar un poco. Mientras seguía con su habitual día a día, salía con la reunión de amigos y amigas a bailar, a cenar, de excursión los fines de semana a algún pueblo, bosque o monte que no hubiera pateado antes, le gustaba el senderismo.
En una de esas noches de cena con los amigos, en un restaurante conocido y muy a la moda últimamente entre la gente joven, le pareció ver a su hermana en una mesa al final del salón, acompañada también de varias parejas de amigos que charlaban animadamente, Eloísa reía sin cesar, sobre todo con el acompañante de su derecha. Un buen mozo, pensó Emilia, y siguió disfrutando de su propia cena y de sus propios amigos,  pero sin dejar de lanzar disimuladas miraditas hacia su hermana a la que veía gestos poco habituales. Lo que veía la dejaba más intrigada por momentos.

La curiosidad se la iba comiendo por minutos, empezó a comérsela por los ojos, que ya no podía dejar quietos y sin poder evitarlo, ellos solos se dirigían a la mesa del fondo, siguió por el pecho, notaba como la puñetera curiosidad le hacía sentir desasosiego, respiraba con más rapidez y se controlaba para no jadear, no quería que sus amigos pensaran que estaba teniendo pensamientos eróticos y cuando por fin pudo recuperar su ritmo normal de respiración, notó como la curiosidad la pinchaba en su precioso culo y la hizo saltar de su asiento de forma brusca, tanto que al hacerlo, la mesa bailó y la mayoría de las bebidas de los comensales fueron a parar al inmaculado mantel, parecía un cuadro abstracto, con manchas multicolor... vino rosado, blanco, rioja, cócteles a base de distintos zumos de fruta... en fin, todo un poema visual, los amigos se asustaron y con cara de circunstancias preguntaban preocupados: "pero ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?" ---sí, sí, no es nada, necesito ir al baño.

Cogió su bolso, creyendo que sus amigos pensarían que tendría una descomposición repentina de vientre y que le urgía sentarse en el inodoro, cosa que la sacaba de quicio porque en su círculo de amistades, esas cosas eran de mal gusto, como si los pijos no tuvieran necesidad de soltar lo que comen,  pero fueron instantes los que le duró ese desconcierto porque su mente ya estaba siendo ocupada otra vez por la malsana curiosidad que la invadía. A medida que se iba acercando se iba fijando más en la --a su modo de ver-- extraña pareja, decidió que antes de entrar en el servicio de señoras, saludaría a los presentes en esa mesa como mandan los cánones de la educación y como manda su papel de hermana cariñosa.





Continuará 



lunes, 28 de enero de 2013

Después tú (2)







1--Sacando cabeza -2-



Desde luego, ambas se conocían al dedillo, sabían más o menos sus reacciones en "casi" todas las ocasiones y eso daba lugar a engaños mutuos, a trampas cada vez más ingeniosas que disfrutaban a sabiendas de que la otra esperaría precisamente lo contrario y así poder sorprenderla. Ninguna de las dos sabían a ciencia cierta de qué podían llegar a ser capaces ni de cómo su competitividad iba alcanzando un potencial fuera de lo común... hasta que tenían delante un reto que enfrentar.

--- ¡Eloísa!, tengo que darte una buena noticia.
--- Tú y tus inoportunidades, dime rápido lo que sea que tengo una reunión en cinco minutos, y conociéndote, tus noticias son siempre tan anodinas como tú.
--- ¡He encontrado apartamento!
--- ¿quéeee? ¿Yaaa?
--- Sí, sí, Elo, es fantástico... ¿cuándo vendrás a verlo?
--- Verás, Emilia, voy a estar dos o tres días muy liada, pero ya te llamo y quedamos, ¿vale?
--- De acuerdo.-- Le dio la dirección, se despidieron y colgaron.
Emilia salivaba con pensar en la cara que se le habría quedado a su hermana y estaba segura de que si la reunión era cierta, procuraría hablar lo menos posible por miedo a que se le notara la tartamudez que le atacaba cuando la rabia hacía de ella su presa... se la imaginaba... (Bu-bu-buenos dí-días a to-to-to-tooodos) y cuanto más querría controlar sus palabras, más rabiosa se pondría. Menos mal que esas situaciones no duraban mucho, y pronto se hacía con el control.
La reunión era de verdad y duró unos noventa minutos, como profesional que era, aparcó a un lado la decepción que sentía y se prometió que cuando estuviera más relajada, volvería a pensar en la conversación que había tenido con su hermana.


Emilia metió la llave en la cerradura con la mano izquierda, la derecha la ocupaba con numerosas bolsas de plástico llenas de no se sabe qué para la casa...
--- ¡qué incomodidad! no puedo abrir, esta cerradura debe necesitar un poco más de maña.
Soltó todas las bolsas en el suelo convencida de que con la mano izquierda no era capaz de hacer muchas cosas, cogió la llave con la derecha y la introdujo en la cerradura... no abría
--- Pero... ¿qué puñetas le pasa a esta llave? Seguro que me la han dado confundida.
Bajó en el ascensor los cinco pisos que le separaban del portero con las bolsas a cuestas, contrariada pero dispuesta a ser amable con el hombre de aspecto bonachón que se hacía cargo de todas las gestiones de alquiler del lujoso inmueble.
--- Perdone, ¿podría ayudarme? no consigo abrir mi puerta, no sé si es la llave o la cerradura....
--- ¡Cómo no! ¿Qué apartamento es?
--- El 5C                                        
--- No puede ser, el propietario me ha llamado para decirme que la inquilina ha anulado el contrato y que volvía a estar disponible... de hecho ya hay un nuevo inquilino contratado que hará su mudanza el próximo sábado.
--- Pero ¿qué me está diciendo? yo no he hablado con el propietario ni he anulado nada, entregué la señal acordada y pensaba acomodarme esta misma tarde.
--- Lo siento, yo no sé nada más, el dueño me llamó para informarme de los cambios y advertirme de que si hablaba con usted le comunicara que la señal que entregó la perdió automáticamente al retractarse y anular el contrato.
Emilia no daba crédito a lo que estaba escuchando, ¿qué podía haber pasado?, de un plumazo había perdido el piso de sus sueños, una buena cantidad de dinero de la señal y lo que era peor, la oportunidad de ver a su hermana hecha un basilisco.





lunes, 21 de enero de 2013

Después tú









1--Sacando cabeza



Siempre gemelas, siempre hermanas, siempre ¿amigas?...no...Siempre enemigas.

Los primeros años de su vida ya dejaban entrever que la una se moría por manipular a la otra, por conseguir que su apenas perceptible voz de mando pudiera ser obedecida y que la otra, a pesar de su corta edad, aprendiera a servirla en todo lo que su pequeña cabecita fuera capaz de maquinar.

Se querían, no podían estar lejos una de la otra y separarlas por cualquier motivo necesario se convertía de inmediato en un terrible castigo para ellas... en un trauma difícil de superar, pero por otra parte, se podía pensar que lo que no aceptaban era precisamente el no tenerse frente a frente para seguir con su particular guerra de celos y manipulaciones. Así empezó, a tan tempranos años, el "te quiero, pero no te soporto... juego contigo pero los juguetes son míos... mamá nos baña pero a mí primero" y un largo etcétera de zancadillas emocionales que hicieron de sus vidas una relación de  “tequieros y teodios" convertidos en una competición sin meta posible.

Eran altas, esbeltas  y muy agraciadas, una más extrovertida..."casi" se le podía imaginar las ideas y la otra más tímida pero demasiado expresiva en sus sentimientos..."casi" se le podían adivinar por sus muecas faciales. Cursaron las dos los mismos estudios y se licenciaron con un año de diferencia, hecho que desde luego pasó factura... Emilia, (la mayor por veinte minutos de diferencia al nacer), por cuestiones que no vienen al caso, tuvo que dejar un curso aparcado y su hermana Eloísa fue la primera en terminar la carrera y la primera en desempeñar un puesto de trabajo en una empresa de renombre, como es de suponer, durante ese año de ventaja le hizo a su hermana la vida aún más imposible si cabe, recordándole a cada traspiés quién valía más de las dos. Emilia sabía que "casi" siempre sería Eloísa la primera en llegar a todos los banderines de meta, aún no se explicaba cómo la dejó ganar y salir en primer lugar del vientre de su madre y se reconfortaba pensando que ese día su querida hermana, se despertó de la caraja que llevaba encima con las patadas que ella le estaba dando en su afán de dejarla atrás y ser ella la primera en asomar la cabeza... se reía cada vez que se lo mencionaba a Eloísa y disfrutaba cabreándola.

También Emilia entró a formar parte de otra afamada empresa, competencia, claro está, de la de su hermana, las dos se dedicaban a lo mismo pero en distintos cargos, las dos tenían grandes responsabilidades directivas y las dos ganaban buenos cuartos a final de mes... y las dos decidieron a la vez que ya era hora de vivir independientes y solas  (las dos por separado compartían piso con otras personas) y que habrían de buscar apartamentos no demasiado pequeños para poder organizar cenas y fiestas con sus amigos, (amigos que, sólo por aportar el dato, da la casualidad que en su mayoría eran comunes).

Esta nueva etapa marcaría sus vidas para siempre y les enseñaría a luchar por lo que ellas consideraron verdaderamente importante.

Emilia encontró pronto un apartamento céntrico que se acomodaba a sus necesidades en cuanto a tamaño y situación pero que sin embargo se salía un poco del presupuesto que tenía pensado, a pesar de eso, se dijo a sí misma que organizando los gastos podría hacerle frente sin demasiada complicación. Además, en cualquier caso, no le importaría pasar algunas estrecheces con tal de ver cómo se le caería la baba a su hermana, de comprobar cómo los pelos (supuestos) del bigote se le erizaban, cómo un tic nervioso en su ojo derecho no dejaría de guiñarlo y como por fin la rabia y la envidia asomarían a su cara deseando poder estrangularla por haber sido la primera en encontrar tan maravilloso hallazgo... ¡oh, cómo disfrutaría!... sólo de pensarlo, algo parecido a un orgasmo le recorría el cuerpo... ya estaba deseando decírselo y que fuera a conocer la que sería su casa a partir de entonces........¡¡¡JA!!!





(continuará) 



sábado, 19 de enero de 2013



Paciencia....paciencia, ya mismo volveré a visitaros, perdón por la desaparición imprevista.


Besos apretaos a todos.


Yeste.

miércoles, 9 de enero de 2013

Duro de corazón.



Sigo sin comprenderlo, no lo entenderé nunca, no creo que sea  capaz de  dejar  pasar  los desprecios  familiares sin ni siquiera pestañear o sentir  como la sangre sube  ardiendo por mi cuerpo hasta mi cara  y ahí se agolpa pugnando por
estallar en una tormenta de reproches justificados, de palabras malsonantes que los nervios ya  en ebullición son
incapaces de controlar, aunque después, cuando ya se tiempla el ánimo y la cabeza está más fria, llegue el arrepentimiento por haber dejado que su hiel se apropie de mis sentimientos y recapacito y converso conmigo misma y me excuso porque tengo razón, excuso mi comportamiento porque desprecia lo que yo más quiero, porque las personas...siempre serán más importantes que los animales y si esas personas tienen sangre de mi sangre en sus venas, soy capaz de defenderlas con la vida y es entonces cuando me acuerdo de que no todo el mundo tiene la misma capacidad para querer, que algunos corazones nacieron ya endurecidos y a otros se nos endurecen con el pasar del tiempo.